Del 8 de diciembre al 8 de enero entramos en una fase de 'delirio' en la que sólo comemos y bebemos. Son miles las celebraciones con compañeros de trabajo, amigos, y familiares en las que por motivos culturales e históricos ingerimos una cantidad de comida y de bebida superior a la habitual.

El caso es que cuando acaban las Navidades, tras la comida de Reyes, son pocas las personas que no han cogido algún kilo de más. Pero aparte de eso, este 'delirio navideño' no sólo nos lleva a engordar, sino que también rompe nuestra norma habitual de ingesta alimenticia, nuestro devenir cotidiano, tomamos alimentos muy ricos y palatables, pero en muchos casos poco saludables, así como bebidas que no se consumen normalmente, con el consiguiente peligro de que queden instaurados en nuestra dieta.

"Es casi siempre necesario tras la Navidad bajar esos 2 o 3 kilos de más y recuperar nuestras buenas costumbres de alimentación", afirma en una entrevista con Infosalus el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) Antonio Villarino.

El experto en Nutrición advierte aquí de la publicidad que suele aparecer tras la Navidad en relación a las dietas milagro, "cuando todas ellas conllevan muchos problemas, fundamentalmente de alteraciones en la salud, como enfermedades colaterales, y no son nada recomendables, ni tampoco eficaces".

Así, Villarino, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, recomienda para volver a regular nuestra dieta tras las Navidades:

1.- Intentar hacer una dieta equilibrada en el número de comidas. Volver a las 5 ingestas diarias. "Nada de esos aperitivos a media mañana, de empezar a las 7 a comer barbaridades. Es decir, seguir un desayuno aceptable, algún tentempié saludable, una comida no muy exagerada, a media tarde otro tentempié, y culminar el día con una cena frugal. Además, hay que seguir cierta disciplina, a pesar de que nos apetezcan alimentos menos saludables y más típicos de los excesos de Navidad", subraya.

2.- Seguir una dieta algo hipocalórica, baja en grasas y proteínas, además de abandonar el exceso de alcohol poco a poco.

3.- Se deben tomar hidratos de carbono de absorción lenta, alimentos como pasta, pero ésta no muy adornada, cereales integrales, pan integral, legumbres, hortalizas, algunas frutas como fresas, cerezas o frutos rojos, entre otros, y olvidarnos de los de absorción rápida (dulces, turrones, polvorones, por ejemplo, típicos de la Navidad) cuando estamos haciendo una dieta de recuperación.

4.- En cuanto a las grasas, intentar no tomar demasiadas y especialmente de las poco saludables, como las saturadas.

5.- Dentro de la dieta no olvidarnos de las proteínas, pero tender a que éstas sean vegetales, como las legumbres.

6.- Intensificar el consumo de verduras, así como de aquellos vegetales que sean ricos en vitaminas. Al presentar generalmente un alto contenido en fibra presentarán un efecto saciante muy conveniente en una dieta de recuperación.

7.- Sobre los platos de cuchara: "Es verdad que estamos en invierno y apetece un plato de cuchara, pero hay que intentar que estos no sean demasiado calóricos. Hay que tomar caldos que se desengrasen en la elaboración, y queden equilibrados y con efecto agradable, caliente para el organismo, y sin gran cantidad de grasas", señala.

8.- "Abundar en tomar hidratos de carbono de absorción lenta, que no tengan tampoco gran cantidad calórica, y después es conveniente incrementar mucho las verduras, las menestras, los caldos de verduras, y con ello vamos engañando al estómago para tomar alimentos que notemos que sean saciantes y no demasiado calóricos. Todo acompañado de la actividad física, partiendo de que hay que andar aunque haga frío, y que abandonamos en esta época por otra serie de compromisos", subraya Villarino.

9.- No tener prisa a la hora de perder esos 2 o 3 kilos de más. El presidente de la SEDCA subraya que hay que ser paciente y si se reestructura la dieta correctamente, y se hace deporte, en aproximadamente mes y medio se conseguirán previsiblemente los efectos deseados.