Detectar cuanto antes la presencia de una enfermedad neurológica o neurodegenerativa y actuar tratándola desde distintas especialidades médicas es fundamental para lograr la mejora de la persona afectada. Para ello, el Hospital Quirónsalud Murcia ha puesto en marcha la primera Unidad Integral de Neurociencias privada de la Región de Murcia. Dirigida por la neurocirujana Sandra Rodríguez Barceló y la neuróloga Verónica Giménez de Béjar, especialistas de diferentes ámbitos (neurológico, neuropsicológico, neurofisiológico, neurorradiológico y neuroquirúrgico, entre otros), trabajan en estrecha colaboración con el fin de retrasar el avance de la enfermedad y disminuir los síntomas de los pacientes, lo que mejora su calidad de vida e indirectamente la de sus familias.

Las enfermedades neurodegenerativas más comunes son el Alzheimer y el Parkinson, según señaló la doctora Verónica Giménez durante el foro organizado el pasado 21 de septiembre con motivo del Día Mundial del Alzheimer. «Mientras que la primera se caracteriza por el deterioro cognitivo, en la segunda son los problemas motores los que hacen sonar la voz de alarma». Ambas han experimentado un avance notable en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida, ya que «lo que más influye es la edad. Son enfermedades asociadas al envejecimiento y surgen si éste se vuelve patológico». Los primeros síntomas suelen iniciarse entre los 60 y 65 años y es más frecuente en mujeres que en hombres.

Asimismo, la neuróloga destacó la importancia de mantener el cerebro activo para desarrollar «una buena reserva cognitiva. Una ´red´ de conexiones que desarrollamos a lo largo de la vida si tenemos el cerebro estimulado. Esta ´red´ amortigua el impacto del envejecimiento». «El cerebro es un órgano que necesita estar activo, necesita actividad y estímulo». Las tres integrantes de la mesa redonda coincidieron en la importancia de ejercitar la mente a lo largo de toda la vida, tanto las personas sanas como las que padecen algún tipo de enfermedad neurodegenerativa.

Por su parte, la doctora Sandra Rodríguez apuntó que «entre más estudiemos, más reserva cognitiva vamos a tener, y no solo se trata de estudiar asignaturas, el estudiar un idioma, cómo realizar una tarea determinada, cómo resolver un problema, desarrollan la reserva cognitiva, pero también ayudan actividades como leer, viajar, bailar y tener vida social». Recuerda que el cerebro envejece «al igual que lo hace la piel y aparecen arrugas o el cáncer. Con la edad pueden aparecer diferentes tipos de deterioros cognitivos asociados al envejecimiento, pero no siempre se trata de Alzheimer».

Así, señala que una de las principales ventajas de la Unidad Integral de Neurociencias «es que se puede lograr un diagnóstico más preciso. Podemos realizar una aproximación diagnóstica sobre a qué tipo de enfermedad neurodegenerativa nos enfrentamos, basándonos en criterios clínicos establecidos y hallazgos en las pruebas neuropsicólogicas y radiológicas, y a partir de ahí iniciar un tratamiento con distintos especialistas, cada uno en su área, que se complementan. A pesar de que el diagnóstico definitivo se establece al realizar un análisis anatomopatológico mediante una biopsia cerebral, ésta queda reservada solo para algunos casos». También resalta la importancia de un diagnóstico precoz y de detectar problemas asociados como enfermedades metabólicas o déficit vitamínicos, como la B12 u hormonales, así como trastornos en las dinámicas del líquido cefalorraquídeo, para lo cual se realizan diferentes pruebas en el protocolo de estudio.

Un 20% de las demencias tienen causa reversible

Por su parte, la doctora Giménez subraya que el hecho de contar con una neurocirujana en la Unidad, «es un lujo». «Hasta un 20% de las demencias tienen una causa reversible». Por ejemplo, puede producirse hidrocefalia, que consiste en la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. La doctora Rodríguez explica que «esta acumulación hace que se produzca una disfunción cerebral provocando un deterioro cognitivo, o el empeoramiento del mismo en los casos en los que se asocia a una enfermedad de Alzheimer u otro proceso neurodegenerativo de base». Gracias a un diagnóstico correcto y un tratamiento quirúrgico oportuno, que consiste en drenar el exceso de líquido del cerebro a la cavidad abdominal a través de unos catéteres conectados a una válvula, se elimina la presión en el cerebro y hace que éste funcione mejor». «De este modo, cuando la parte orgánica está detectada y resuelta, se retrasa el avance de la enfermedad», añade Giménez.

Por su parte, la psicóloga de Afamur Susana Caravaca comenta que cuando llega un paciente a la asociación se realiza una primera toma de contacto para conocerle, «saber a qué se ha dedicado, lo que le gusta, lo que no le gusta... A partir de ahí comenzamos con las terapias y la estimulación cognitiva, fisiológica, pedagógica y de logopedia». «Nuestros especialistas realizan una labor excepcional a través de actividades que les ilusionen y motiven». Preparan obras de teatro y se aprenden los diálogos de memoria, «es un trabajo en equipo para intentar que todas las áreas de la mente trabajen». En el centro de día hacen amigos y se acuerdan de sus nombres, «pacientes y familiares tienen que tener calidad de vida, y la tranquilidad de saber que la persona afectada está bien atendida, en las mejores manos, y que si pasa algo les vamos a llamar».

Comenta que una de las cosas que más afecta a estas personas es la sensación de que ya no sirven para nada, «es una de las ideas que nos transmiten. Nosotros les demostramos que no es así, que son útiles y valiosos. Hacen cosas que les hacen sentirse orgullosos, como las actuaciones de teatro o manualidades que regalan a sus familiares. La motivación y la implicación de la familia influye mucho en la mejoría».

Señales de alarma

Los signos que hacen sospechar suelen ser fallos en la memoria y pérdida de la función ejecutiva, es decir, dificultades para recordar los pasos para realizar una tarea, por ejemplo, cocinar. También cuando la persona deja de hacer las cosas que antes solía hacer y le gustaban o tiene cambios en el carácter y el humor, por ejemplo la persona que era cariñosa se vuelve huraña, la que era tranquila se muestra nerviosa y la de carácter alegre se enfada con mucha facilidad. Las especialistas recomiendan acudir al médico ante cualquier sospecha. «Es preferible pecar de un exceso de precaución porque así se puede tratar cuanto antes, con lo que el pronóstico es mejor, ya que vamos a contrarreloj», señala Giménez.

Otro aspecto en el que coinciden las expertas es en el papel que juega la familia en la mejoría. En este sentido, Giménez señala que «el cerebro es el órgano de las emociones. Ellas se encargan de asegurarse de que todo va bien. Si se sienten queridos y en un ambiente en el que se les atiende, se les reconoce y se les tiene en consideración reciben ´píldoras de cariño´, que son igual de importantes que las terapias».