Una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO, por sus siglas en inglés), que se celebra este año en Viena, Austria, muestra que masticar chicle mientras se camina aumenta la frecuencia cardiaca y el gasto de energía. El estudio fue realizado por el doctor Yuka Hamada y sus colegas de la Escuela de Graduados de Ciencias del Deporte de la Universidad de Waseda, en Saitama, Tokio, Japón.

Los autores reclutaron a 46 participantes masculinos y femeninos de entre 21 y 69 años para participar en dos ensayos en orden aleatorio. En un ensayo, los individuos recibieron 2 pellets de chicle (1,5 gramos y 3 kilocalorías por gránulo) para masticar mientras caminaban a su ritmo natural durante 15 minutos después de un periodo de descanso de 1 hora. La prueba de control involucró el mismo descanso de 1 hora y la caminata de 15 minutos, pero a los participantes se les dio un polvo para ingerir que contenía los mismos ingredientes que el chicle, pero no requirió masticarlo. En cada ensayo, se midieron la frecuencia cardiaca en reposo, la frecuencia cardiaca media durante la marcha, la distancia recorrida y la cadencia (frecuencia a la que dieron los pasos). Se calculó la velocidad media de marcha a partir de la distancia recorrida durante los 15 minutos y se estimó la longitud de la zancada a partir de la velocidad media de marcha y el recuento de pasos medios.

El gasto total de energía durante la caminata se estimó en función de la velocidad media de marcha y la masa corporal de cada participante. El estudio encontró que, en todos los participantes, la frecuencia cardiaca media al caminar y el cambio en la frecuencia cardiaca por estar en reposo fue significativamente mayor en la prueba de masticar chicle que en la prueba de control.

Incremento de la distancia y la velocidad

A continuación, el equipo realizó análisis estratificados por sexo y edad, separando el grupo en hombres y mujeres, así como en jóvenes (de 39 años y menores), de mediana edad y ancianos (de 40 años en adelante). Tanto los participantes masculinos como femeninos en la prueba del chicle presentaban una frecuencia cardiaca media significativamente mayor mientras caminaban y un cambio en la frecuencia cardiaca, sin embargo, en los hombres también hubo un incremento significativo en la distancia recorrida y la velocidad media de marcha en comparación con la prueba de control.

Aunque todas las edades experimentaron un cambio significativamente mayor en la frecuencia cardiaca en el ensayo del chicle, los participantes de mediana edad y ancianos también tuvieron una frecuencia cardiaca media significativamente mayor mientras caminaban en comparación con el control.

La combinación de estos análisis para incorporar el sexo y la edad mostró que el chicle tuvo el mayor efecto en hombres de mediana edad y ancianos que experimentaron un efecto positivo significativo en la distancia recorrida, velocidad media de la marcha, recuentos de pasos medios, frecuencia cardiaca media al caminar, cambio en frecuencia cardiaca y gasto de energía total en comparación con la prueba de control.

Los autores concluyen: "Masticar chicle mientras se anda afecta a una serie de funciones físicas y fisiológicas en hombres y mujeres de todas las edades. Nuestro estudio también indica que el chicle al caminar incrementó la distancia recorrida y el gasto de energía de los participantes masculinos de mediana edad y ancianos especialmente".