Comer durante la noche se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes, y el ciclo de 24 horas del cuerpo es el culpable, según revela una investigación cuyos resultados se publican en 'Experimental Fisiology'.

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México observaron los niveles de grasa, llamados triglicéridos, en la sangre de las ratas y vieron que tras alimentar a las ratas con grasa al comienzo de su periodo de descanso, sus niveles de grasa en la sangre se dispararon más drásticamente que cuando se alimentaron durante el inicio de su fase activa. Cuando eliminaron la parte del cerebro de la rata que controla el ciclo de 24 horas, ya no hubo un cambio en los niveles de grasa.

Los niveles altos de grasa en la sangre se vinculan con enfermedades cardiacas y diabetes. Estas patologías están vinculadas a un estilo de vida en el que los humanos ignoran las señales del reloj biológico y comen por la tarde y de noche. Este trabajo demuestra por qué un estilo de vida como éste que no está sincronizado con nuestro ciclo de 24 horas puede dar como resultado niveles altos de grasa en la sangre y, por lo tanto, un mayor riesgo de problemas cardiacos.

El autor Ruud Buijs, científico del Instituto Biomédico de la Universidad de México, señala: "El hecho de que podamos ignorar nuestro reloj biológico es importante para la supervivencia; podemos decidir dormir durante el día cuando estamos extremadamente cansados o huimos del peligro durante la noche. Sin embargo, hacer esto con frecuencia (con turnos de trabajo, 'jet lag' o quedarse despierto hasta altas horas de la noche) dañará nuestra salud a largo plazo, especialmente cuando comemos en momentos en los que deberíamos dormir".