La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una de las patologías más frecuentes en el varón. Los principales síntomas asociados a este trastorno son la necesidad de levantarse a orinar por la noche, el aumento de la frecuencia miccional, la urgencia y los escapes ocasionales, unidos a una sensación de vaciado incompleto, lo que ocasiona múltiples molestias y una merma de la calidad de vida del paciente.

La HBP es una dolencia que afecta a más del 50% de los varones a partir de los 50 años y que aumenta hasta el 80% al llegar a la edad de 80 años. El origen de esta patología lo encontramos en un agrandamiento de la glándula prostática que, por lo general, se produce lentamente. «El problema surge cuando este agrandamiento prostático comienza a presionar la uretra y a hacer que el flujo de la orina se vea comprometido», explica el doctor Tomás Fernández Aparicio, especialista en urología y responsable de la Unidad de Urología de Hospital Quirón Murcia. Las causas son muy diversas, pues en él intervienen factores como «la herencia, los factores genéticos y raciales, el envejecimiento, determinados estilos de vida o los factores hormonales y dietéticos», enumera el especialista.

La mayoría de los síntomas de este trastorno se presenta de manera gradual y progresiva con problemas a la hora de ir a orinar, además de la urgencia e incontinencia, lo que provoca la necesidad repetitiva de acudir al baño por las noches e, incluso, infecciones urinarias recurrentes y sangrado al orinar. El doctor Fernández Aparicio recomienda acudir al urólogo ante la presencia de cualquiera de estas señales y, de manera imprescindible, someterse a un chequeo urológico anual a partir de los 50 años, cuando existen síntomas. «Si no tratamos la HBP a tiempo deriva en patologías más graves como la litiasis vesical, la insuficiencia renal, las infecciones severas o la retención de orina, que obliga al paciente a portar una sonda de manera permanente», afirma el urólogo.

Últimos avances

La intervención de la HBP mediante láser prostático es, en la actualidad, una de las técnicas más seguras y eficaces para terminar con los problemas relacionados con ella. Su realización es muy sencilla. Como explica el especialista, «consiste en aprovechar la energía láser para eliminar el tejido prostático que ha crecido y que obstruye el paso de la orina, coagulando al mismo tiempo el lecho quirúrgico».

Entre sus innumerables ventajas se encuentran una corta hospitalización de escasas 24 horas, un reducido o nulo sangrado, que la convierten en la técnica idónea para el paciente anticoagulado, además de conservar la función continente y eréctil en prácticamente el 100% de los casos. «Todos estos beneficios hacen que este método esté especialmente indicado en personas que desean una rápida reinserción social y laboral, en pacientes que toleren mal la anestesia o en quienes tomen anticoagulantes o presenten patologías asociadas», concluye el doctor Fernández Aparicio.

Se desconoce por qué crece

La próstata es una glándula cuya función principal es producir el líquido que transporta el esperma durante la eyaculación. La próstata crece durante la adolescencia y la juventud hasta adquirir su tamaño normal. Por lo general la próstata crece hasta alcanzar el tamaño de una nuez. La próstata puede comenzar a crecer de nuevo cuando el varón alcanza la mediana edad. Las razones de este nuevo crecimiento no se conocen con exactitud