Una recopilación reciente de estudios clínicos pone de manifiesto que la estimulación multisensorial aporta beneficios al desarrollo social, emocional, cognitivo y físico de los niños.

Los primeros tres años de un niño son determinantes para su completo desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cerebro de un bebé crea hasta 1,8 millones de nuevas conexiones sinápticas por segundo y son las propias experiencias del niño durante esta etapa las que determinarán cuáles de estas conexiones se conservarán. Siguiendo esta línea, una recopilación reciente de estudios ha demostrado que la estimulación multisensorial, lo que el bebé siente, ve, oye y huele, contribuye al desarrollo cerebral, por lo que para un crecimiento y desarrollo óptimos, los bebés necesitan atención, sensibilidad y estimulación.

El baño y el posterior masaje representan una oportunidad ideal para propiciar esta estimulación, ya que proporciona contacto piel con piel, contacto visual, el bebé escucha la voz de sus padres y reconoce olores familiares. Además, mejora la calidad del sueño del bebé estableciendo una rutina para dormir y disminuye el estrés, tanto de los niños como de sus progenitores. Sin embargo, menos de la mitad de los padres, tan sólo un 42%, reconoce la importancia del baño para el desarrollo cognitivo de sus bebés.