Cuando en 2016 la 'top' estadounidense Ashley Graham rompió internet al aparecer en portada de 'Sport Illustrated' con su imponente físico 'no normativo' algo se quebró también en la industria de la moda, que en aquellos 2000 no se movía del 'heroin chic' ni de las siluetas de aguja impuestas por desfiles como los de Victoria's Secret. Pero para la calle la belleza ya no tenía por qué ser escuálida. Se empezó a hablar de inclusión y diversidad, y una nueva generación de 'tops' coparon revistas y campañas. El 'body positive', el orgullo de los cuerpos reales, fue calando hasta el tuétano, e incluso Chanel, Fendi o Versace subieron a sus desfiles a modelos 'between' -de "talla media"- como la holandesa Jill Kortleve, rostro habitual en Zara, H&M o Mango, referentes del 'low cost’, que además han ampliado sus tallas y, claro está, su público. 

Las modelos 'curvy' se han puesto de moda en pocos años, y a veces con polémica. Como cuando la sevillana Lorena Durán, con su 1,75 metros y 55 kilos, fue catalogada como "mujer con curvas" [o 'curvy'] para una campaña de Victoria’s Secret en 2020. Hoy es una de las 'tops' internacionales más famosas, gracias a sus campañas con Oysho o Stradivarius pero también a sus portadas en 'Vogue', 'Vanity Fair' o 'Harper’s Bazaar', y es también una de las modelos de la cartera de Miah Management, la agencia que representa a "todo tipo de siluetas" y que desde 2016 [el año del advenimiento 'curvy'] organiza la pasarela Curvy Fashion Model. En esta edición, que se celebra este jueves en el Valkiria Hub Space de Barcelona, participan 14 modelos de toda España, la mitad andaluzas.

Ojeadores internacionales

Durante los ensayos previos a la gala de la noche, amadrinada por Ivonne Armant, la nieta 'rebelde' de Plácido Domingo, todo eran risas (nerviosas). Las chicas llevan preparándose un año para el desfile al que asisten ojeadores de agencias internacionales como Jag Models NYBeautifull Model Milan o InBetween Models Amsterdam, entre otras. Porque es fuera de España donde se corta el 90% del bacalao 'curvy', y donde las chicas que ahora empiezan esperan triunfar.

Casi todas han acabado una carrera, están en ello o trabajan mientras se aplican en el modelaje 'curvy’. Llegaron a esta pasarela el año pasado, en medio de la pandemia. Así que los 'castings' fueron 'online'. Vieron la publicación en Instagram y se apuntaron. ¿Requisitos? "Tener una altura, a partir de 1,72 metros, tener una talla de la 40 a la 48, pero real, no una 38 de Inditex [por encima ya sería ‘plus size’], más de 95 centímetros de cadera y sobre todo tener curvas”, explica la malagueña Yaiza Gutiérrez, de 24 años, que sueña con que "se fijen internacionalmente" en ella.  

Varias modelos, durante el ensayo general de la pasarela Curvy Fashion Model, esta mañana en el Valkiria Hub Space de Barcelona. Sergi Conesa

Para ello también se han formado con varias 'webinars' con especialistas en belleza y 'cástings' y desfiles. "Nos explicaban cómo teníamos que hacernos un maquillaje natural, cómo poner las luces para grabarnos, la ropa que hay que elegir…", cuenta Ana Coca, sevillana de 25 años, que cree que citas como esta, en la que también están presentes marcas importantes del sector, "dan visibilidad al cuerpo de la mujer real; sin ataduras y sin complejos; con total naturalidad".

"Ahora es nuestro momento"

Y algunas, como la benjamina del grupo, la logroñesa Lucía Herrero, de 18 años, ya ha firmado dos contratos, también como 'curly girl', para la firma de peluquería Cocunat y para la de lencería Calzedonia. Y es que, afirma, "ahora no es tan raro meterte en una tienda 'online' y ver a modelos 'curvy'; ahora es nuestro momento", dice ilusionada.

Hay quorum en que, aunque se da algún chico 'curvy', "deberían verse aún más modelos así para normalizar la situación". Por eso el certamen ampliará su convocatoria a los hombres en próximas ediciones.

Instagram fue un gran motor para el movimiento, un acelerante que limó los viejos estereotipos a los que se aferraba la industria a principios de siglo, con cuerpos irreales de mujeres convertidas en ángeles de medidas imposibles.

"Antes la ropa para chicas 'curvy' era de señora mayor, y lo máximo que había en una tienda era una L o XL", se queja Yaiza, que reconoce que ahora no es así porque "se ha empoderado a las chicas para que nadie se sienta menos por no tener una 38". "Así se da visibilidad a cuerpos que ves todos los días por la calle", opina Herrero.

Otra ventaja de impulsar este movimiento, según Milú Nascimiento, de 27 años y de Málaga, es que "va a ayudar al pensamiento de muchas chicas, para que no se sientan mal y que no haya los problemas alimenticios que hay por culpa de algunos estereotipos". Ella comenzó a desfilar con 16 años, pero llegó un momento en que no encajaba, "no había movimiento 'curvy', no había nada, y lo dejé". Ahora que las marcas buscan chicas con curvas se ha reenganchado y lo compagina con su profesión de maquilladora.

Deporte y dieta

"El deporte y la dieta son imprescindibles" para estas jóvenes, como cuenta Herrero, porque han de lucir unos cuerpos saludables. "No seguimos una dieta estricta, si un día te quieres comer una hamburguesa, pues te la comes, pero llevamos una dieta variada y equilibrada, sin privarnos", explica Gutiérrez. "Pero es verdad que somos modelos y debemos estar en forma y hacer ejercicio físico -subraya Nascimento-. Tampoco podemos confiarnos y decir 'venga, como somos 'curvy', nos dejamos. Aunque todos somos bonitos y tenemos nuestra esencia".

Además, remata Herrero: "Puede haber algo que le siente mejor a alguien con la talla 34 y otra cosa que le siente mejor a alguien más grande".