Lucy, la chimpancé humana es una película de 2021 que acaba de aterrizar en las plataformas digitales. Basada en hechos reales, recoge la historia de la famosa chimpancé que aprendió a hablar con los humanos.

En los años sesenta, un grupo de científicos americanos decidió introducir chimpancés en familias humanas sin hijos y enseñarles el lenguaje de signos para conseguir comunicarse con ellos.

A los Temerlin, matrimonio de profesores de psicología de la universidad de Oklahoma, se les asignó una pequeña cría de chimpancé llamada Lucy a la que acogieron como una hija y a la que enseñaron el ASL, American Sign Language, que es el lenguaje que se utiliza en Estados Unidos entre personas sordas.

Primero aprendió a manejar signos sencillos. Más tarde a decir palabras, construir frases e, incluso, a transmitir pensamientos. Si Lucy jugando rompía algo, miraba a los Temerlin y, cabizbaja, con el lenguaje de signos, decía: «Lucy mala, Lucy castigo», y se marchaba a su habitación.

La investigación estaba resultando un éxito pero el dinero se acabó y se requirió a los profesores que devolvieran los chimpancés. Lucy fue enviada a un zoológico con otros chimpancés. Por primera vez en su vida se encontró rodeada de animales como ella, pero con los que ya nada tenía en común.

Los veterinarios del zoo relataron en su ficha que vivía aterrada, siempre de espalda al resto de chimpancés y golpeándose continuamente el pecho mientras levantaba al aire sus brazos.

Nadie sabía qué hacer para que mejorara. Un día, una pareja de visitantes paró justo ante su jaula. De pronto, uno de los dos palideció y echó a correr en busca de los responsables del parque. Cuando estuvo ante el director explicó con signos que él era sordo y que había una chimpancé en una jaula, repitiendo, una y otra vez: «Lucy buena, Lucy no castigo, ¡ayuda!».

La anterior historia fue portada del ‘New York Times’. El libro Primos Hermanos, de Roger Fouts, recoge cómo acabó la historia. Lucy fue liberada de su encierro y trasladada a África para que viviera en libertad. Sin embargo, siempre que veía una persona se acercaba a ella, hasta que un día apareció muerta. Le faltaban las dos manos. Las autoridades concluyeron que había sido asesinada por unos furtivos para embalsamar sus manos y venderlas como ceniceros en el mercado negro. Sin duda, su vida fue una auténtica tragedia de principio a fin.