Dicen que a partir de cierta edad ya no se hacen amigos sino que se pierden. No es porque en el ciclo de la vida, la muerte decida poner fin a la misma. Creo más bien que es sólo porque está de moda ser joven. Todo aquello que tiene años se relega y oculta, condenándolo al aislamiento y la soledad.

Siempre he pensado que la vida es como una receta de cocina. Puedes poner puñados de generosidad y de empatía o, por el contrario, sazonarla con envidias, celos y rencores.

En mi caso, el ingrediente preferido es la pasión. Prefiero la risa a la sonrisa y, si me visita la tristeza, mejor llorar que tragarme las lágrimas. Si has de vivir algo, vívelo hasta el final. De esa forma, creo que siempre estás a tiempo de conocer a tu mejor amigo. Y no necesariamente tiene que ser una persona, puede ser también un perro o un gato.

Un reciente estudio ha demostrado que se ha multiplicado el número de personas mayores que cada año adoptan a un animal. Es lógico. Dicen también que solo se conserva lo que se ama y solo se ama lo que se conoce. La amistad entre humanos y animales funciona cada vez mejor, quizás porque vivimos en un mundo de imagen en el que es más importante lo que aparentas que lo que eres. Sin embargo, los animales no tienen dobleces y con ellos no cabe el engaño. Ellos saben que dar no es siempre recibir porque, desgraciadamente, a veces entregan su vida a personas que solo les devuelven desprecio y abandono. No es fácil pero se han acostumbrado a ello. ¿No han visto alguna vez a un perro derretirse en alegrías al ver a alguien que ni siquiera se les ha acercado para devolverles el saludo, o a un gato ronronear y rozar su cuerpo con la pierna de alguien esperando una caricia que nunca les ha llegado? Es la diferencia entre su forma de ser y la nuestra. Ellos han tenido que aceptar a la fuerza que querer no da derecho a que te quieran. Sin embargo, las personas mayores sí saben valorar su entrega, su cariño y su compañía. Para ellos, tener simplemente a alguien esperándoles cuando vuelven a casa es vida y, sin duda, una maravillosa forma de amistad.