Cuando llega el invierno, y con él en el frío, muchos dueños deciden abrigar a sus perros y gatos casi como si fueran muñecos. Ante esto aparece la duda de si es necesario abrigarlos cuando se les saca de paseo o a hacer sus necesidades.

Tendemos a pensar que los animales tienen la capacidad de adaptarse a los cambios de temperatura, lo cual es cierto. De hecho, apuntan los expertos, ejemplos de esto se encuentran en que, por ejemplo, en invierno los perros y los gatos desarrollan un pelaje más largo. Además, cuando tienen frío se les eriza el pelo, generando así una capa que funciona como aislante térmico. De hecho, hay razas como los San Bernardo o los pastores alemanes que esa capa de pelo es más espesa que en el resto.

Sobre la cuestión del abrigo se han pronunciado los expertos, los cuales han dicho que no es una tema de postureo. Y es que, señalan, pese a que las mascotas han nacido con el pelaje necesario para protegerse del frío, al estar tantos años conviviendo con los humanos y, sobre todo recientemente, abrigándoles estos para protegerles del frío, se les ha modificado hasta el punto de que ya sí es necesario ponérselo.

Para distintos veterinarios, los perros y los gatos ya han perdido su capacidad de adaptarse a los cambios de temperatura, por lo que hay que compensar ese déficit dándoles abrigo.

Factores a tener en cuenta

Por otro lado, a la hora de decidir si abrigar a tu perro, hay que tener en cuenta sobre todo dos factores, la edad y la raza.

En cuanto al primero, tanto los cachorros como los perros de más de diez años necesitan estar abrigados a la hora de salir a la calle. Y es que los perros mayores, si no se les protege, pueden desarrollar artrosis e incluso perder su capacidad de regular la temperatura. Por su parte, los cachorros no han desarrollado por completo su sistema inmunológico.

En lo referente a la raza, hay algunas con mayor facilidad, como puede ser el husky siberiano. No obstante, igualmente se recomienda que si duerme en el exterior se les arrope con una manta y que la caseta en la que descanse esté protegida del frío y la humedad.