Todos los 4 de octubre celebramos el día internacional de los animales. No es una fecha elegida al azar. Es San Francisco de Asís, el santo que hablaba con ellos. Sin embargo, actualmente, es difícil imaginarse qué les contaría si pudiera hablarles.

«Queridos animales, como ya sabéis, desde hace años estamos atravesando una época muy difícil. Existe un virus empeñado en no dejarnos vivir. Sin embargo, como otras veces, tengo que pediros perdón.

Perdón, hermanos Pangolís y murciélagos, porque la humanidad os ha echado la culpa de todo cuando, en realidad, lo único que ha quedado demostrado es que ni sabe ni quiere saber cómo empezó la pandemia.

Perdón, hermanos ciervos y nutrias, porque, pese a que durante el confinamiento del 2020 os reprodujisteis como nunca y os pudimos ver correteando y nadando por calles y ríos, en cuanto los humanos volvieron a pisar la calle tuvisteis que huir de nuevo para salvar la vida.

Perdón, hermano oso, porque, mientras todo lo anterior pasaba, algunos humanos se dedicaron a hacer negocio con vosotros y, mintiendo, presentaron vuestra bilis como un remedio eficaz contra el covid. Eso multiplicó el número de granjas en las que, en infames condiciones, hoy vivís ya más de 25.000 osos. Una tragedia.

Perdón también a ti, hermano elefante, porque a todos los que por el valor de vuestros colmillos sois cazados a balazos por furtivos, se han sumado ahora los que son envenenados en Asia con explosivos camuflados en frutas que, al morderlos, estallan en vuestras bocas.

Perdón, hermano caballo, porque la crisis económica que trajo la pandemia os guardó, como siempre, la maldición del maltrato. Muchos de vosotros acabasteis vendidos en mataderos por el valor de vuestra carne y otros comenzasteis a aparecer vagando por caminos y campos, en los huesos de pura hambre.

Perdón, hermanos perros y gatos, porque el ser humano sigue pagando vuestra fidelidad, amistad y compañía, con abandono.

Y, finalmente, perdón, hermanos humanos, perdón porque, aunque siempre intenté explicaros que vosotros también sois animales, por más que dediqué mi vida a enseñaros que el planeta es un hogar para todos y que sin animales el mundo se acaba, nunca conseguí que me entendierais. Ahora, el cambio climático comienza a poneros fecha de caducidad pero, si queréis, aún hay solución. ¿De qué depende? De la actitud de cada uno de vosotros. Ni más ni menos».