Se llama Buba, es africana, tiene 50 años y lleva 30 viviendo en el mismo circo. Allí cuida de ella la familia alemana Freiwald, propietaria del mismo.

Buba es la última elefanta que queda viva en los circos de Holanda. Sin embargo, no actúa desde hace años. En los Países Bajos, desde el 2015 está prohibido que se usen animales en espectáculos.

Ante esta situación, el gobierno decidió hace años su traslado. El problema es que allí, como en España, no hay centros de rescate para ella. Ante esa situación, decidieron hacer lo mismo aquí, depositarla en un zoo.

El resultado fue catastrófico. Buba no se adaptó, se desesperó y, muy deprimida, dejó de comer. Ante esa situación, los cuidadores del parque alertaron de que se estaba dejando morir.

Dado el grave estado que presentaba, el gobierno dio marcha atrás. Decidió, entonces, devolverla nuevamente al circo donde, rodeada de las personas que siempre la habían cuidado, consiguió recuperarse y seguir viviendo con normalidad.

Mientras tanto, en las redes, la guerra continuaba. Los movimientos animalistas no aceptaban la situación y seguían buscaron un lugar para ella. Finalmente, lo encontraron. Se trató del ‘Elephant Haven’ de la Fundación Brigitte Bardot, que aceptó acogerla.

Sólo quedaba preparar el traslado. Para ello, era necesario que el Congreso de los Diputados diera el visto bueno. Así se hizo pero, al conocer los diputados que Buba viviría sola en el nuevo centro, lo que iba a ser un mero trámite se convirtió en una batalla política. Finalmente, la mayoría decidió que Buba se quedaría en el mismo lugar en el que estaba.

La presidenta de la Cámara, apesadumbrada pero basándose en informes científicos, explicó que, para los elefantes, más importante que el espacio es la compañía: «Para Buba su familia humana es su familia animal. Lejos de ella, lo tendrá realmente difícil para conseguir sobrevivir», manifestó.

En realidad, el problema es de raíz. Nunca debió permitirse que Buba fuera criada para ese fin. Ahora, es tarde. Todo el mundo está de acuerdo en que un circo no es lugar para ella pero, también, en que es difícil vivir lejos de aquellos a los que quieres. La pregunta que se plantea es: ¿qué se puede hacer cuando no se puede hacer nada?