Cuando empezó la pandemia, todos miramos a los animales. Unos para echarle la culpa a pangolines y murciélagos. Otros, porque sabíamos que acabarían sufriendo las consecuencias de la covid.

No sabemos qué está ocurriendo en la vida salvaje. Desconocemos si algunos animales están perdiendo sus vidas por el coronavirus. La selva es abrupta y los animales que allí fallecen se convierten en alimento de la propia naturaleza.

Por el contrario, sí hemos conocido la situación que han vivido los visones de granja y la drástica decisión de sacrificarlos por millones en todo el mundo. ¿No había otras posibilidades?

En el caso de los parques zoológicos, también hemos sabido algunas cosas.

Al principio conocimos que media docena de tigres y leones del zoo de Nueva York habían dado positivo. Nadia fue la primera tigresa del mundo en hacerlo. Todos los positivos se detectaron por los problemas respiratorios que presentaban. Por eso, me pregunto si en el mundo de los animales como en el de los humanos, es posible que haya asintomáticos. Nadie lo sabe, pero, si existen, el número de animales contagiados sería mucho mayor. En el zoo de San Diego, por su parte, también se han detectado varios casos. Se trata de tres gorilas que acaban de dar positivo. Lo peor es que no viven solos. Lo hacen en un grupo de ocho gorilas. Probablemente, a estas alturas, todos estén contagiados. Con este tipo de animales, si cabe, el tema es aún más preocupante dado que el punto débil de todos los grandes primates son las vías respiratorias. El más mínimo problema puede poner en riesgo sus vidas.

De todas formas, si creen que todo esto ocurre sólo en lugares lejanos, se equivocan. En el zoo de Barcelona, cuatro leones, tres hembras y un macho, acaban también de dar positivo en covid. De momento, salvo la dificultad de ponerle los tratamientos, el asunto no parece revestir gravedad. Por otro lado, tampoco existe peligro de contagio a visitantes dadas las habituales distancias de seguridad que siempre separan a este tipo de animales.

En realidad, el verdadero problema de todos estos casos es la incertidumbre y el desconocimiento en el que estamos viviendo. Cualquier noticia nos acelera el corazón. Es lógico, en estas circunstancias. Nadie sabe nada y, lo que es peor, lo poco que sabemos no presagia nada bueno.