Quien tiene a su cargo el cuidado de un animal seguro que se ha planteado en algún momento qué será de este en el caso de que a él le pasara algo (como una enfermedad, una hospitalización, fallecimiento). ¿Terminaría sus días en una perrera? ¿Lo sacrificarían?

Es una situación de incertidumbre que se produce porque precisamente no existe una garantía de que se vaya a proteger al animal, más allá de que éste sea llevado al centro de recogida municipal, salvo que contemos con personas de confianza que se encarguen de su cuidado.

Por ello, han surgido algunas asociaciones que han iniciado programas para la acogida de estos animales, para garantizar a su familia que recibirán el cuidado y atención que merecen.

Estas iniciativas suelen partir de personas voluntarias que, o bien a título individual o por medio de una asociación, se encargan de que los animales que hayan podido perder a su familia encuentren un nuevo hogar. La implicación de las administraciones en estos casos debería estar garantizada en aras a asegurar el bienestar de estos animales.

Evidentemente, no deben olvidarse aquellos animales que esperan en centros de protección animal ni mucho menos, sino que se trata de abrir otra vía de protección que implique el compromiso y la implicación de las administraciones, con herramientas como la creación de una red de acogida para el cuidado de estos animales y mecanismos de concienciación para su adopción.