En el mismo se recogen numerosos aspectos que vienen a unificar lo que, por su cuenta, cada comunidad autónoma venía ya regulando. Es normal, lo actual es un sindiós. Para un animal no es lo mismo nacer en un lugar que en otro. Las obligaciones que deberán cumplir sus familias con respecto al mismo variarán sustancialmente. Un perro considerado potencialmente peligroso en un sitio puede no serlo en otro. Igual ocurre con los gatos, que deberán estar o no vacunados e identificados según donde vivan. Tampoco los registros de identificación son iguales. Cada comunidad tiene el suyo con sus propias normas.

Otro asunto que recoge el anteproyecto es la obligatoriedad de que todos los perros tengan seguro de responsabilidad civil. Para mí, son los seguros de hogar los que deberían incluir este tipo de póliza y, ya puestos, ofrecer además una cobertura veterinaria básica. Sería el primer paso para una ´seguridad social animal', pero de eso la ley no dice nada.

El texto también establece el sacrificio cero e incluye la creación de registros de criadores, centros, asociaciones y personas que, con permisos o sin ellos, estén dando animales en adopción.

Pero, sin duda, lo que más revuelo ha causado es la obligatoriedad de que todos los perros y gatos posean un DNI electrónico. Éste, además de contener su número de chip, estaría ligado a su ADN, incluyendo un código QR que permitiría acceder a toda la información del animal, incluido su historial sanitario. No es la primera vez que algo así se anuncia. Cuando hace más de veinte años se presentaron los chips para perros, se explicó que éstos contendrían todos sus datos sanitarios y servirían, incluso, para saber en qué zonas viven más animales, permitiendo dotar a las mismas con servicios específicos para ellos.

A día de hoy, ni un solo dato sanitario se han incluido en los mismos y de las dotaciones mejor ni hablar. Las promesas, como tantas otras veces, se las llevaron los votos.

En cualquier caso, bienvenida sea una ley nacional de protección animal. No tenerla nos ha situado a la cabeza de Europa en cuanto abandono y maltrato.