Si se trata de un tres, procede de una gallina estresada hasta el límite. Viven en pésimas condiciones sometidas a continuos cambios de luz para aumentar su producción.

Éstas pobres pasan el día enredadas entre alambres en el interior de jaulas apiladas. Su vida consiste en poner huevos y, cuantos más, mejor. Además, son alimentadas con piensos compuestos de bajo coste e ínfima calidad. Son gallinas cuyo nivel de mortandad es altísimo. Su vida es una continua pesadilla.

Por el contrario, si el primer número del código que porta el huevo es un dos, eso significa que proviene de una gallina criada en suelo, normalmente de cemento. Éstas permanecen en un recinto cerrado, con una densidad aproximada de entre 9 y 10 gallinas por metro cuadrado. Poseen luz artificial las 24 horas del día y sus condiciones de vida siguen siendo horribles.

A diferencia de las anteriores, si el primer número del código es un uno, se trata de huevos que provienen de gallinas camperas. Éstas gozan de acceso al aire libre y la densidad de las mismas es aproximadamente de una gallina por cada 2 metros cuadrados y medio. Su calidad de vida ya es mucho mejor y comienzan a tener bienestar.

Por último, si finalmente el primer número del código es un cero, entonces se trata de huevos procedentes de gallinas ecológicas. Éstas viven al aire libre, en densidades de una cada 4 metros cuadrados. Además, en más de un ochenta por ciento, su alimentación procede de la agricultura ecológica.

Evidentemente, este tipo de huevos son los más caros pero, también, los más sanos y los que más alimentan y sacian.

Como no podía ser de otra forma, a las gallinas que los ponen se les conoce como gallinas felices. Su nombre lo dice todo.

Elegir un tipo de huevo u otro, no es fácil. Como siempre, hay que decidir entre salud y bolsillo, pero no olviden que, cuando está en juego la salud, lo barato sale caro.