Ni las leyes en España son tan proteccionistas como algunos creen, ni prohíben todo lo que muchos piensan. Otra cosa es que, encima, algunos organismos estiren las normas intentando justificar con las mismas lo injustificable.

Es el caso de las actuaciones y decisiones que se toman cuando, por ejemplo, se conoce que alguien tienen un guepardo en su casa, un nutrido grupo de cocodrilos, cantidad ingente de serpientes, infinito número de loros, guacamayos y cotorras ilegales, o uno o varios tigres de bengala. Poca cosa, ya ven.

¿Quieren saber realmente qué suele ocurrir en esos casos? Es fácil, nada. Nada de nada.

Pero empecemos por las aves. A menudo, cuando los agentes policiales, cumpliendo con su labor, las descubren tras una diligente investigación, ante la imposibilidad de trasladarlas en ese momento por carecer de medios y la inexistencia de centros adecuados para ellas no tienen más remedio que hacer depositarios de las mismas a aquellos que las tienen ilegalmente. ¿Se imaginan que en una operación contra el tráfico de drogas se vieran obligados a dejar al narco de turno la droga para que la custodiara? Pues, eso.

Lo peor es que, cuando esos mismos agentes vuelven al lugar donde estaban los animales para supervisarlos, suele ser bastante habitual que: ¡Oh, mala suerte del destino! Las aves, nunca mejor dicho, han volado. Es decir, han sido, supuestamente, robadas. Fin del problema.

Claro que, si sangrante es todo esto, igual o peor es lo que ocurre cuando, por en medio, aparecen otras instituciones decididas a solucionar el problema como sea: ¿Que se ha realizado algo ilegal? Pues nada, se legaliza y ya está.

De esa forma, si usted tiene un león, un tigre o decenas de cocodrilos viviendo en su casa, es posible que las autoridades le inviten a legalizarlo, le asesoren, le acompañen y, si hace falta, hasta le ayuden con el papeleo. Vamos, un servicio completo.

¿Se imaginan, por ejemplo, que fueran conduciendo sin carnet y que la Guardia Civil al comprobarlo les dijera: no pasa nada, tranquilo. Mire, son tres pedales: acelerador, freno y embrague. En rojo se para y, en verde, se circula. Y, por favor, coja cita para examinarse que, entre todos, le aprobamos?

Pues eso y, no otra cosa, es lo que pasa con muchas de las denuncias por tenencia ilegal de animales salvajes en nuestro país. Ver para creer.