Imagino que habrán leído multitud de consignas sobre el destino de los animales (perros y gatos) que son el deseado regalo de Navidad y que pasan a ser un estorbo al cabo de los meses. Como suelo comentar en este espacio, los animales requieren de cuidados que no se limitan a su alimentación o asistencia veterinaria, sino que precisan de un entorno adecuado, cariño y ejercicio físico. Es por ello que la decisión de ampliar la familia con un animal debe ser una decisión muy meditada y sobre todo consensuada. Por desgracia, estas decisiones no siempre se toman así, sino que muchas veces son fruto del capricho o incluso el deseo de hacer felices a los niños de la familia, con aquel regalo que siempre piden: el perrito o el gatito, sin ir mas allá a lo que esto implica.

Afortunadamente, con el trabajo de las entidades de protección animal y los particulares implicados en la defensa de los animales, parece que se va extendiendo la idea de que los animales no son regalos, que un regalo es un peluche o un muñeco, no la vida de un animal.

Pues en esa línea parece que están actuando algunos ayuntamientos promoviendo campañas para que no se regalen animales en Navidad o que se opte por la adopción. Debemos recordar que a pesar de lo novedoso de este tipo de campañas municipales, puesto que años atrás ninguna implicación había en este sentido, lo cierto es que corresponde a los ayuntamientos no sólo el rescate y mantenimiento de animales abandonados del municipio, sino también promover campañas de concienciación y sensibilización en el mismo, orientadas a reducir el abandono y fomentar la adopción.