-¿Cómo he podido acabar así? Todo es oscuridad. No hay luz. Sólo puedo guiarme por mi olfato. Mil olores diferentes me rodean, pero todos huelen igual, a basura, a restos de comida, de botellas, de objetos rotos y desechos que se pudren junto a mí.

Tengo miedo. Cada poco escucho cómo alguien se acerca. Entonces, la puerta se abre sobre mi cabeza. La luz entra unos segundos y yo me callo y tiemblo y me escondo de nuevo.

Otras veces pienso que, quizás, se trate de mi familia que se acerca a por mí, pero nunca son ellos. Lo sé, jamás van a volver. Ellos me tiraron dentro de este contenedor. Decían que no sirvo para nada. Que ladro y mancho mucho, que sólo soy un perro...

Y, es cierto, sólo soy eso. Cuatro patas, dos orejas y un mal rabo que no controlo cuando pienso en ellos. Tengo muchos defectos. No sé querer con límites y, allá donde me acarician o me dicen algo bonito, me lanzo sin freno a agradecerlo.

Pero, ahora, todo eso ya no existe. Las horas aquí dentro pasan lentamente. Fuera debe ser de noche. Por un momento pienso que, quizás, alguien me vea dentro. Una vez escuché que, a menudo, encuentran a perros que, como yo, han sido tirados a la basura, aunque también oí que, otras muchas, nadie vuelve a saber de ellos.

¡Un momento! ¡Silencio! Escucho un ruido fuerte. Es como un gran motor que ha parado cerca. Ahora, oigo a dos personas que, fuera, hablan a gritos. El contenedor se mueve. Los laterales de plástico golpean duramente mi cuerpo. La tapa se abre. Durante un instante me deslumbra la luz de una farola. Me elevo hacia arriba. Siento que las bolsas se rompen y estallan sobre mi cabeza ¿Qué está ocurriendo?

Ahora caigo poco a poco. Apenas veo nada. Estoy mareado. Todo gira y me arrastra hacia dentro. Al fondo, veo dos cuchillas gigantes que me esperan pero no ladro, no grito, sólo tiemblo mientras me pregunto: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

NOTA: Se calcula que, cada año, cientos de animales vivos acaban arrojados a contenedores de basura en nuestro país. Algunos son rescatados, pero otros muchos acaban en los vertederos como si fueran, simplemente, basura.