¿Saben en qué consiste la fiesta del cordero? Todos los años el mundo musulmán celebra su fiesta grande a principios de septiembre en la que millones de corderos son degollados. Sería algo parecido a «la matanza» que aún se celebra en muchos pueblos de España. Ambas prácticas son un maltrato intolerable y una bofetada a los derechos de los animales.

Pero no crean que son éstas las únicas barbaridades que sufren los animales en nombre de Dios, Alá o alguno de sus profetas. Verán, hace unos años, un ganadero se puso en contacto conmigo para contarme lo que estaba ocurriendo en muchos mataderos de España. Al parecer, cada vez que alguien llevaba una ternera para sacrificarla, un grupo de «matarifes», en este caso de origen árabe, le ofrecía la posibilidad de hacerlo por un supuesto rito musulmán, consistente en rebanarles el cuello mientras entonaban cánticos religiosos. Por supuesto, por ello le pagaban un plus por el animal.

Ante la gravedad de lo que me comentaba, una mañana de invierno nos pusimos el uniforme de aquella explotación ganadera y nos fuimos con él para ver, realmente, qué estaba ocurriendo. Nunca se me olvidará el atroz espectáculo que presencié. Todo era verdad. Los animales eran degollados, uno tras otro, mezclándose los gritos de éstos con los de aquellos fanáticos.

En cuanto salimos de allí me dirigí a las autoridades para denunciar los hechos. Sabía que la ley europea establecía y establece que los animales previamente a su sacrifico deben ser aturdidos para evitar su sufrimiento. Aquello, sin duda, era una violación fragante de la legislación vigente y debía sancionarse inmediatamente. Sin embargo, nada se pudo hacer. Me contestaron que esas matanzas estaban, según ellos, amparadas por la libertad religiosa. Protesté entonces ante los dirigentes de la comunidad musulmana, pero éstos me aclararon que aquellas personas no les representaban en absoluto y que, en realidad, eran grupos de radicales en plena actuación.

Desde entonces hasta ahora, hechos similares se suceden en todos los mataderos de España sin que nadie haga nada. Por eso, no me extraña tampoco que, cada año en estas fechas, millones de corderos sean sacrificados entre dolor y sangre mientras las autoridades sólo guardan silencio y el resto de la sociedad mira hacia otro lado.