El día de San Francisco de Asís es el 4 de octubre, el Día Internacional de los Animales ¿Saben por qué coinciden ambas fechas? Se cuenta que dicho santo conocía el secreto del lenguaje de los animales y era capaz de hablar con multitud de pájaros, perros y gatos que siempre le acompañaban. Desde entonces hasta ahora, el leguaje de los animales ha sido, sin duda, un enigma para el ser humano.

Evidentemente, cada especie es un mundo. Nada tiene que ver el lenguaje de un delfín -probablemente, incluso, más complejo que el nuestro- con el de un inocente mirlo o un astuto cuervo. Tampoco, claro está, nada con el de un perro o un gato, pero son precisamente éstos últimos por su cercanía al ser humano, los que centran ahora la creación de posibles aplicaciones para traducir su lenguaje. Sin embargo, no es tan fácil. El gran problema es que, por ejemplo, un perro tiene más de cincuenta señales corporales para manifestar la amistad y otras tantas para la agresividad. Pero, también para todo lo contrario, para mostrar, por ejemplo, la calma, a la que destina, nada más y nada menos, que treinta posturas diferentes de comunicación ¡Ah! Y todo eso, por supuesto, sin abrir la boca.

Los ladridos son sólo una parte de su lenguaje. Por ejemplo, si un perro se encuentra con otro más sumiso, se olerán y, tras hacerlo, su cola se levantará sin remedio pero, si a la vez, mientras está con éste llega a saludarles otro más dominante, su cola caerá inmediatamente hacia una posición más intermedia. Probablemente, no habrá habido ladridos pero, sí multitud de mensajes.

En el caso de los felinos es exactamente igual. Si un gato, por ejemplo, cierra los ojos ante nuestra mirada, significa una señal inequívoca de calma y amistad pero, si por el contrario, nos mira fijamente, puede querer decir lo contrario€ O, quizás no, en realidad depende del resto de su cuerpo, de su piel, de su cola, de la posición de sus orejas, etc ¿Ven? Todo es mucho más complejo.

Por eso, quizás, algún día -si crean una aplicación capaz de realizar un análisis pormenorizado de imágenes y de sonidos a la vez y, ya de paso, también de olores que, por cierto, en su caso, son, además, una parte importante de su lenguaje- el ser humano consiga crear un traductor real y eficaz que sirva para algo pero, mientras tanto, no se engañen, sólo será, simple y llanamente, un mero juego más.