No existe ninguna normativa legal, a nivel local o nacional, que impida que los perros puedan subir en un ascensor. Se han dado casos de problemas en este sentido en comunidades de vecinos. Lo ideal sería que, si surge algún tipo de diferencia por esta causa, impere la educación y el sentido común para evitar males mayores. Si, por alguna razón, un vecino no quiere coger el ascensor cuando alguien va acompañado con su perro, se puede esperar y coger el siguiente sin que tenga que ser un drama. Hay ocasiones en que puede deberse a miedos o fobias y debemos entenderlo. Cuando la razón sea otra, quizás menos justificada, simplemente hay que demostrar que se está por encima de esos prejuicios. Tampoco siempre nos apetece subir con alguien determinado en un ascensor por diferentes motivos pero, al vivir en una comunidad, hay que entender que el respeto mutuo debe ser igual para todos. Quien no lo quiera comprender tiene un problema, y serio.