Decidió permanecer en la puerta de un hospital para esperar a su dueño. Tuvo que dejar la entrada del Reina Sofía porque, al parecer, a alguien le molestó su presencia, pero, una vez más, la solidaridad apareció y una amiga se ofreció para llevarlo unos días a su casa de Fortuna. Hablamos de Champi, el can que siempre quiso estar al lado de Arturo, su dueño, algo que ya no podrá ser, porque falleció en la madrugada del pasado miércoles, a los 89 años de edad.

Champi -diminutivo de Champion- es un perro mezcla de pastor alemán y callejero, y el pasado 20 de abril decidió hacer guardia para esperar a su dueño, quien había ingresado en el hospital por una infección de orina. Desde que LA OPINIÓN contara su historia, fueron muchos los que se acercaron al lugar para conocer a este pequeño perro, y las continuas muestras de cariño pasaban por llevarle agua y comida, convirtiéndose en el centro de atención en el centro hospitalario.

Tanta 'popularidad' llegó a molestar a alguien que decidió que el perro no debía estar allí y ante la posibilidad de que Champi fuera alejado de la familia, le impidieron volver a las puertas del Reina Sofía. Para entonces, las redes sociales se encargaron de hacer el resto y fueron cientos las muestras de cariño por este animal.

Porque, aunque parezca mentira y haya quien no lo entienda, en el mundo que nos ha tocado vivir estas historias calan, asombran y enamoran. ¿Por qué? Pues uno de los motivos podría ser, por ejemplo, que mientras hay animales pacientes, deseosos de permanecer junto a sus dueños también en momentos malos, hay habitaciones de hospital con personas completamente solas, sin visitas de familiares.

Él solo quería estar con Arturo, quien, desde su habitación del hospital, también echaba de menos a su fiel mascota. Su dueño también lo adoraba; un dueño que, ante todo debió ser una persona tremendamente buena, visto el amor y fidelidad que le profesó hasta el último día de su vida el perro.

Champi ya no tendrá que esperar más, o quizá sí. Puede que el can espere ver aparecer a Arturo, quien de seguro dijo adiós sabiéndose amado por su familia y su fiel amigo. Ahora, Champi continuará su camino junto a Sergio, hijo de Arturo. El perro llegó a la familia hace 12 años, cuando la madre se encontraba en estado terminal, tal y como explicó en su día a esta Redacción Sergio, quien en todo momento aclaró que Champi no estaba abandonado y que cuando se iba a casa el perro regresaba con él, ya que vive enfrente del hospital, aunque siempre volvía solo al centro hospitalario. Champi fue una parte muy importante de la terapia de su madre y, desde entonces, «es uno más de la familia», aseguró.

Para Champi, la puerta del hospital ya era un lugar conocido. Una piedra en el riñón de su dueño hizo que durante cuatro días estuviera esperando. La diferencia de aquella ocasión es que la espera mereció la pena, y regresó a casa con Arturo. La fidelidad es algo que Champi se toma muy en serio.

No podemos hablar de final feliz, pero, Champi se ha convertido en un ejemplo que muchas personas deberían seguir y, ahora, Arturo, desde el cielo estará satisfecho de la gran mascota que tuvo y de que su historia sea contada.