Expertos del Hospital General de Villalba de Madrid están realizando un ensayo clínico pionero en el mundo para demostrar los beneficios de la terapia asistida con perros en pacientes pediátricos que presentan síndrome de intestino irritable y dolor abdominal sin causas orgánicas, patologías muy relacionadas con situaciones de estrés en el ámbito familiar y escolar.

En concreto, el ensayo se está realizado en niños de entre 8 y 12 años que presentan las citadas patologías y que suelen tener problemas de rendimiento escolar, baja autoestima y ansiedad personal o familiar. "Nuestra hipótesis es que la terapia asistida con animales, en este caso con perros, puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes reduciendo el número de episodios de dolor y/o su intensidad", ha explicado el pediatra digestivo del Hospital General de Villalba e investigador principal del proyecto, Miguel Ángel Carro.

Los animales participantes en el ensayo son perros que han sido recogidos de la calle y, posteriormente, adiestrados para este fin por la asociación Afecto Animal. Estos animales se caracterizan por estar sanos, ser tranquilos y estar acostumbrados a tratar con niños. En este sentido, el ensayo se desarrolla mediante sesiones semanales de 45 minutos a las que acuden grupos de tres o cuatro niños junto con sus padres. Los únicos criterios de exclusión son la alergia al epitelio de perro, tener fobia a los canes o tener ya un perro en casa.

Les ayudan a reducir sus fobias

"Una vez en la sesión, los pacientes y sus padres son escuchados y atendidos, pudiendo los especialistas identificar problemas de socialización o estrés. Además, al participar en una actividad no competitiva junto a otros niños con su mismo problema los pacientes consiguen mejorar sus relaciones sociales, sin olvidar que, como es conocido, los animales ayudan a reducir las fobias y el estrés en los niños, y que la misma ilusión de venir a interactuar con los perros funciona como un hecho distractor que también reduce el estrés", ha comentado el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba, Iván Carabaño.

Los niños que pueden beneficiarse de este tipo de terapia suelen ser perfeccionistas, con muy buen rendimiento escolar y un alto grado de madurez y sentido de la responsabilidad. Además, en ocasiones el dolor se presenta como consecuencia de determinados acontecimientos estresantes como, por ejemplo, una separación familiar, problemas en sus relaciones con otros niños o problemas en el colegio.

"El estrés en los niños, que tiene una clara influencia en esta patología, está frecuentemente infravalorado y suele pasar desapercibido. Los más pequeños tienen una vivencia particular de su entorno y no siempre exteriorizan sus sentimientos, siendo frecuentes quejas somáticas como dolor abdominal, de cabeza o piernas", ha zanjado Carabaño.