¿Cómo fueron sus inicios?

Yo soy sevillana, andaluza, y toda mi familia también lo es. Tal vez por eso. Cuando empecé era la época de Carmen Sevilla, Paquita Rico, que eran grandes estrellas, y yo que era muy alta para la época. A mí no me contrataba nadie. Era a veces hasta más alta que el actor.

Sobre todo porque los actores españoles no eran muy altos.

La media no. Había algunos más altos, pero a mí me tocaba lamedia (sonríe). Yo empecé en televisión en 1956 en el mítico Paseo de La Habana. No tenía ni idea, Yo estudié Comercio, pero las matemáticas a mí no se me daban. Y en el segundo curso dije en mi casa: “Si no me sacáis de ahí me suicido”.

Como para llevarle la contraria.

En letras sí era bastante buena, pero en matemáticas el Sr. Einstein me hizo una faena horrible. Y entonces me dijeron que si no quería estudiar, pues a trabajar.

¿De todas sus películas, aunque no fuese la más reconocida, a cuál le tiene más cariño?

Es muy fácil. Conocía a mi marido -José Luis Dibildos- en esa película, que era entonces el productor y guionista. No nos conocíamos ni nada. Mi suegro le dijo a mi marido que había una chica en televisión que lo hace bien y era monilla. Por eso me contrató para La Violetera. Lo que llevó muy mal toda su vida (sonríe). Desgraciadamente no vive, pero tenemos una hija maravillosa y dos enanos. Bueno, un enano, porque el mayor tiene 15 años, que cumplió el jueves, y mide 1,99.

También le viene de casta. Su padre, Fran Murcia, fue jugador de baloncesto profesional.

Sí, su papá mide 2,04 metros y mi hija no es pequeña. Ha cumplido.

¿Se le ven dotes de jugador?

Sí. Está entrenando en Zaragoza. Ayer -el jueves- me llamó. Y el pequeño tiene seis años y vale por 28 años, porque es un torbellino -y saca la foto de sus dos nietos-.

¿Le veremos de actor o en el mundo de la televisión?

Él va por más el fútbol. Le conseguí un balón firmado por todos los jugadores del Real Madrid, porque además es del Madrid. ¡Ay, pobre Casillas! ¿Por qué será lo que le está pasando? No se explica. Todos tenemos algún momento malo, porque somos humanos, pero este chico... Es que he leído que está pensando en marcharse. Digo esto, porque también vivo al lado del estadio Bernabéu, en Madrid, y además junto a la Guardia Civil, que por cierto me han dado un premio. Me da pena lo de Casillas.

¿Cual su opinión de la Familia Real, de la Princesa y de todos los conflictos en los que están envueltos en estos tiempos?

Sabes una cosa, no entiendo nada. Palabra. Y pienso que ya lo arreglarán. Porque yo de momento no sé lo que pasa. He leído que la Princesa se ha ido de Baleares, pero nada más. No tengo la menor idea, y tampoco me mato la cabeza, porque lo que será, será.

Si le dan un proyecto bueno que a usted le guste, de cine o televisión, ¿volvería a trabajar?

De cine no, pero de tele sí. Yo he hecho 32 películas, empezando por una en la que cruzaba la calle y no se me veía la cara. Pero nunca me gustó tanto como la televisión. Lo he pasado bien. Hice televisión en los momentos en que no teníamos ni siquiera un guión.

Le daba frescura al programa.

Sí. Nos decían: “¡Ah, tú verás!” Nos organizábamos y hasta nos inventábamos la publicidad. A Mariano Medina, que era una bellísima persona, le hacíamos unas faenas. Una vez me dijeron que había que hacer la publicidad de una revista, y no sabíamos qué hacer. Entonces entre la compañera y yo hacíamos que buscábamos algo en el plató y entonces decía que buscaba a un hombre y yo respondía: “Busca mejor el Tele-Radio, que está mucho mejor”. Unas cosas.

¿Qué tal de su enfermedad?

He tenido, pero ya no tengo nada. Además, tuve muchísima suerte porque lo cogimos a tiempo. Me pilló en Estados Unidos. Y por teléfono me dijeron que tenía cáncer. Y dije: “Qué tengo que hacer, vamos a ponernos manos a la obra”. Estaba con mi hija, volvimos a Madrid. Y te puedo decir que no sé cuántos años hace.

Esa es una buena señal.

Además, no me molestó nada. Solo recuerdo que tenía hambre, y esperaba que me desenchufaran para ir a comerme un cocido, porque me daba hambre. Y decía, voy a engordar. Pero yo no engordo con nada. Lo cogí muy a tiempo, y sin ramificaciones. Me abrieron y me lo extirparon.

Me imagino que recomendará siempre tomarlo con una actitud positiva.

Es que yo siempre he pensado en positivo. Y desde el primer momento siempre dije que adelante y lo que sea. Hoy tengo mejores análisis que antes. De libro. No tengo nada, salvo un poco de colesterol. Además, me enfadé conmigo, porque le dije: “¡Qué vienes a hacer aquí!” Y se quitó.