Personajes

"Si Bárbara Rey en lugar de ser de Totana fuera de Londres o París, todo hubiera sido distinto"

La murciana regresa a su pueblo natal y revela episodios de su pasado en la Región y en Madrid hasta ahora desconocidos, además de otros sobre el rey emérito

Bárbara Rey en la docuserie de Antena 3.

Bárbara Rey en la docuserie de Antena 3. / Atresmedia

Paula M. Gonzálvez

Paula M. Gonzálvez

"¿Tú buscas el escándalo o el escándalo te busca a ti?", preguntaba Jesús Quintero en una de sus maravillosas entrevistas, plagadas de silencios, a una ya polémica Bárbara Rey. "El escándalo me busca a mí", respondía la artista de la Región de Murcia. Así comienza la docuserie Una vida Bárbara, que sigue a la serie Cristo y Rey y cuyo primer capítulo, De María a Bárbara, ya se ha podido ver en el prime time de Antena 3. La entrega aborda una etapa tan interesante como desconocida de la protagonista: su vida en Totana, a la que regresa para contar episodios de su pasado hasta ahora inéditos.

Reconoce que el escándalo le hizo daño, pero que también le benefició, aunque prefería que ese sustantivo que da nombre a la canción de Raphael le siguiera buscando a ella. "Nací en Totana, un pueblo de Murcia", revelaba en su presentación en TVE aquella joven María García. Y de esas imágenes de archivo... directa a Totana, con las cámaras, en la actualidad. La actriz regresa a la que fue su casa de la infancia, ahora en ruinas, pero no es capaz de pasar el umbral del portal por los malos recuerdos, y reacciona como quien tiene una fobia. Se entiende la razón con sus palabras.

"Mi madre tenía delirios de grandeza y se empeñó en una casa de unos señoritos que no nos gustaba a ninguno. Lo tenía todo limitado a un cuartucho al fondo con unos muebles de cocina antiguos, aunque hizo una cocina nueva que nunca estrenó (...) Nunca tuvimos el afecto necesario de mi madre. No quería tenerme e hizo un montón de cosas que me contó para no hacerlo: bajar las escaleras sentada, coger mucho peso, meter los pies en agua hirviendo...", relata la intérprete.

De hecho, cuenta que su madre pasó dos meses ingresada por problemas mentales, y que maltrató física y psicológicamente a sus dos hijas: "Siempre he pensado que por su enfermedad no se controlaba. Me acuerdo menos de los malos tratos míos que de los de mi hermana, porque era como mi hija... ver cómo le pegaba con cuatro años...".

Pese al sufrimiento, la murciana nunca pensó que esos gritos, golpes o insultos fueran maltrato, porque "no se conocía esa palabra". Con el paso de los años, fue consciente de que su padre "también fue un hombre maltratado". Su hermana menor, que aparece también en Una vida Bárbara, cree que su madre hizo a María García "responsable de muchas cosas" y que le cargó con mucho peso del que aún "no se ha liberado", sino que sigue teniendo "ese sentimiento de culpa".

Llega el momento del capítulo en el que la vedette aparece en una calle de Totana en la que ya no queda nada de su infancia: "Esto era la balsa vieja, donde nos bañábamos mi hermana y yo". A continuación, se pasa por la carnicería en la que siempre ha comprado, a juzgar por el trato de las trabajadoras, que le mencionan a su padre y logran emocionarla. María lo tiene claro: pide morcón y morcilla, porque "en Totana hacemos el mejor embutido. Yo no lo hago, pero me lo como", comenta entre risas, y remata "mi tierra siempre va conmigo, os llevo aquí", señalándose el pecho.

Aunque se convirtió en un gran icono, María García no olvida que procede de una familia muy humilde, como resalta en la docuserie. Su madre se pasó la vida sirviendo en casas, hasta que contrajo matrimonio, y su padre trabajó en el campo y luego en un molino. Eso sí, su progenitor decidió estudiar y prepararse para poder darle lo mejor, e hizo "mucho dinero" cuando le dieron la oportunidad de distribuir la máquina Alfa. "Cada vez que él vendía una, yo iba a enseñar a la gente a coser y bordar en máquina. Mi padre es el hombre de mi vida. Nadie ha sentido por mí lo que él", cuenta del que fue su "protector", su "ayuda", su "apoyo", el que hacía que se "relajara" en casa, dada la situación con su madre, con el que tenía una "tremenda conexión".

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"Seguramente, si Bárbara en lugar de ser de Totana fuera de Londres o París, todo hubiera sido distinto". Chelo García Cortés

"Siempre he dicho que Totana debería hacerle un monumento a Bárbara Rey porque la inmensa mayoría de los españoles conocemos Totana por ella". José Manuel Parada

"Cuando fue a hacer un reportaje, vi que la calle Bárbara Rey hace esquina con la avenida Juan Carlos I, qué fantasía. Lo que no ha juntado el amor que lo junte el callejero de Totana". Torito

"Yo he sentido en Totana el cariño que el pueblo le tiene a María". Chelo García Cortés

Precisamente fue el hombre de su vida el que la sacó de Totana y la llevó de la mano al lugar en el que se forjó una carrera. Bárbara Rey quería irse de casa "como fuera", ya "no aguantaba las situaciones" con su madre, que se empeñó en que estudiara una carrera. Sin embargo, ella lo tenía claro: quería ser artista y, cuando terminó Bachillerato, su padre la llevó a Madrid y se quedó los primeros días con ella para asegurarse de que se "quedaba bien instalada" y no le "faltaba de nada".

El hombre se llevó un buen susto, según la anécdota que cuenta su hija. Fueron juntos al cine a ver Sedotta e Abbandonata (Pietro Germi, 1964), una película bastante subida de tono -lo extraño es que se permitiera proyectarla en la época del franquismo-. "Imagínate, mi padre y yo viéndola juntos, y yo escurriéndome en la butaca, con ganas de decirle 'yo no voy a hacer esto, ¿eh? Si no sabíamos ni leer el título, cómo íbamos a saber de qué iba la película. El cine nos pillaba al lado del hotel y fuimos", recuerda entre risas. Finalmente, despidió a su padre en la estación de tren de Madrid. Fue la primera vez que lo vio llorar.

De María García a Bárbara Rey

Ya instalada en la capital, empezó a hacer anuncios de manos, de medias, de detergentes... De ahí, pasó a ejercer como modelo de pasarela; se presentó al concurso Maja de Murcia y, al ganarlo, al de Maja de España -"me iban a dar el título, porque incluso me probaron el vestido, pero finalmente fue Canarias y yo primera Dama de Honor"-; hasta fue gogó en la famosa discoteca madrileña JJ, en la que cobraba 500 pesetas diarias.

Bárbara Rey en la docuserie de Antena 3.

Bárbara Rey en la docuserie de Antena 3. / Atresmedia

Comenzó a introducirse en los círculos sociales del 'artisteo'. Una noche, una de las fiestas acabó en una casa, con una amiga, Miguel Morales de Los Brincos y un amigo de este: "Nos hicieron proposiciones deshonestas, nos negamos y nos echaron. Íbamos caminando por la mitad del campo y mi amiga me dijo 'Marita, si no queremos que nos echen de las fiestas vamos a tener que dejar de ser vírgenes", narra entre risas. Aunque 'la totanera' no ha sido "muy adelantada en el sexo". La educaron "para estar pendiente de la familia, del hombre, de los hijos" y eso no se lo ha "sabido quitar".

Sobre su nombre artístico, la gente "se ha montado muchas historias", algunas de ellas bárbaras, sin pies ni cabeza porque "en 1972 Franco estaba vivo y coleando y aquí nadie sabía qué iba a pasar". En realidad, Bárbara Rey nace de la mezcla de una estrella internacional y un español con fama y repercusión fuera de España en aquel entonces: Barbra Streisand y Fernando Rey, que traspasó fronteras con French Connection.

Ya con un nombre artístico potente, empezaron a llegarle "papelitos más destacados". El primero, el de una película que abandonó "por acoso del productor y director, que era muy importante", comenta, como ya reveló por primera vez en una entrevista con La Opinión. Y le llegó el momento del empujón, el que le hizo subir como la espuma: su aparición en la gala de Nochevieja de TVE, después de que la vieran actuar en un café teatro.

No solo se convirtió en una estrella, se codeó con grandes estrellas, entre ellas Alain Delon, del que fue pareja, considerado uno de los actores más atractivos del mundo. "Vi Tulipán negro cuando era pequeña. Yo solo conocía la playa de Mazarrón, y había una islita. Soñaba que me iba a merendar allí con mi cesta, la tortilla, la morcilla de Totana... no soñé con un beso ni nada, era muy infantil". Y el destino quiso cumplir ese sueño el día que, caminando por Madrid con su hermana, se topó con él en el rodaje de El Zorro. Se acercó y el francés las invitó a tomar un té, momento que aprovechó para pedirle el número de teléfono: "Yo estaba que no me lo podía creer".

La llegada del rey emérito

Bárbara Rey se convirtió en el exponente de una generación de mujeres con ganas de salir del cascarón y comerse el mundo, una mujer muy adelantada a su tiempo. La 'reina del destape' o 'la bandera de la libertad', como se referían a ella, era un icono con peso propio y una estrella del espectáculo que arrastraba masas durante la Transición. Sin embargo, en su camino se cruzó el rey emérito, del que habla abiertamente en la docuserie.

"Se ha dicho mil veces que me lo presentó Adolfo Suárez y eso es falso (...) A mí se me paró la carrera, se me paró la trayectoria profesional. Me propuse no tener relación con ningún hombre con poder. Habrá mucha gente que dirá, ¿y por qué no lo hiciste? Me gustaría saber qué harían si se viesen ahí", reflexiona.

"Intentaron decapitarla"

Según comentan sus amigos, como Chelo García Cortés o José Manuel Parada, "intentaron decapitarla y no le cortaron la cabeza"; "ahora nos creemos el miedo de Corinna Larsen y cuando ella salió era 'un cuento de la de Totana'. No, tuvo miedo". Es el momento en el que se hace referencia a la intervención de la vedette en Tómbola, cuando confesó "no me dejan vivir, estoy desesperada" y al robo que sufrió en su casa cuando ella no estaba, sobre el que hizo unas históricas declaraciones a la prensa desde el coche: "Si me quieren quitar de en medio que me quiten, pero la gente sabrá quién me ha matado".

Su hija, Sofía Cristo, no entiende por qué se ha llegado a 'pintar' a la actriz como a Maléfica, cuando en realidad es "sumisa, protectora, cariñosa y pasional", además de "una leyenda viva". Y tan viva. Como dice la propia artista, "de escribirlo, no podría ser un libro, tendrían que ser varios, porque con uno solo parece que no vas a llegar nunca al final". Fue la reina del espectáculo y todavía le queda mucho por ofrecer, en los siguientes capítulos, en los que se podrá confirmar si fue sincera al responder a Quintero. ¿Busca el escándalo o el escándalo le busca a ella?.