Rafa Nadal y Xisca Perelló acaban de vivir uno de los momentos más felices de su vida: el nacimiento de su primero hijo, el pequeño Rafael, que ha llenado de luz y alegría el hogar del experto tenista. Pero un grave problema ensombrece la existencia de la feliz pareja, y es que el manacorí acaba de retirarse del Open de Australia tras ser vencido por culpa de una lesión.

No es la primera vez que el rendimiento de Nadal se ve limitado por un problema físico: los últimos tres Grand Slams del mallorquín han estado condicionados por su salud, lo que le ha provocado momentos de gran dolor y resignación. Como cuando lo veíamos hace escasos días en la rueda de prensa confesando que se encontraba superado por la situación.

El papel de Xisca siempre ha sido clave tanto para la motivación como para la recuperación de su pareja: ella es la persona en quien se apoya principalmente cuando aparece algún obstáculo en su carrera que hace dudar de cuánto tiempo le queda en la primera línea del frente del tenis profesional.

Pese al sufrimiento de Perelló que alguna vez hemos visto traducido en lágrimas por su marido, ella ha estado siempre allí para apoyarle y sostenerle, incluso cuando ha supuesto un esfuerzo personal para sí misma. Después de dar a luz, ella fue la primera que estuvo allí apoyándole con su hijo en brazos.

La última lesión de Rafa va a suponer entre seis y ocho semanas de recuperación, como mínimo, y pone en tela de juicio la continuidad del tenista como titular de este deporte. Ahora, Xisca y Rafa han recibido la peor sentencia que podían escuchar: el tenista Boris Becker, si bien ha reconocido que "Nadal es una leyenda del deporte" y "uno de los más importantes de los últimos 25 años", también ha confesado que cree que esta lesión es "un primer paso en su retirada".

Becher ha mirado la situación de Nadal y ha dicho que "una lesión como esta es dura y a su edad se tarda más en volver a estar en forma, creo que los días de Nadal como tenistas están contados".