Muchas tareas domésticas las tenemos tan automatizadas e interiorizadas que pocas veces nos cuestionamos si podríamos hacerlas de una manera diferente y más adecuada.

Seguro que a la hora de fregar los platos cometes alguno de los errores que te detallamos a continuación y que inevitablemente, te llevan a gastar más agua, lavavajillas y a no lograr un resultado tan bueno como el esperado.

¿Quieres saber qué haces mal a la hora de fregar la vajilla? Toma nota de los siguientes puntos:

No dejarlos en remojo

Acabar de comer y ponerse a lavar los platos implica una fuerza de voluntad inmensa que no siempre nos acompaña. En la sobremesa da una pereza terrible ponerse a fregar cacharros, que surgen de todas partes, y muchas veces los dejamos en la encimera donde se resecan los restos de comida.

La solución para este momento de displicencia es poner toda la vajilla utilizada en remojo con un chorro de lavavajillas en el fregadero. Cuando retomes las labores agradecerás no tener que pelearte con los restos incrustados.

Fregar con el grifo abierto

Es la manera con la que más agua malgastamos. Sé ecológico y económico, llena una palangana con espuma o el propio fregadero y hunde allí los platos. Comprobarás, además, que éstos quedan mucho mejor si están sumergidos en agua caliente.

Utilizar agua fría

El agua fría no logra eliminar bien la suciedad de la vajilla, sobre todo si tiene un exceso de grasa, de salsa de tomates, de aceite? La mejor temperatura del agua para acabar con la suciedad es entre templada y caliente.

Empezar por lo más grande

Este error es muy común, pero para aligerar la carga de trabajo lo más recomendable es empezar por aquello más pequeño y ligero: cubiertos, vasos, platos... y luego ya, atacar la batería, las sartenes, las fuentes...

No utilizas los estropajos adecuados

Los cepillos deberán utilizarse para retirar los restos de comida; la esponja para retirar la suciedad básica y los estropajos más fuertes se reservarán para aquellos enseres con especial grasa o restos de quemado. Además, hay que renovar a menudo el estropajo ya que es uno de los objetos que más bacterias llegan a acumular.

Aclarar rápido

El aclarado es tan importante como el enjuagado. No utilices el agua fría, sino el agua templada o caliente, y aclara los platos sobre los que todavía están enjabonados. De esta forma, con el agua que les caiga, se irán desprendiendo del jabón y te ahorrarás mucho tiempo.

Dejar secar al aire

Da mucha pereza secar la vajilla pero si quieres conseguir un resultado perfecto es la forma de evitar que queden manchas de gotas de agua. Lograrás una cubertería y vajilla reluciente.

No limpiar el fregadero

Si una vez acabas de fregar los platos das por concluida tu misión... te equivocas. Es importante dejar limpio la fregadero y la zona utilizada con un buen desengrasante, así como aclarar las esponjas y deshacerse de restos de comida.