En los confines más lejanos de Noruega una familia ha creado un oasis donde poder ver y experimentar las condiciones meteorológicas más extremas propias de esa latitud. La familia Hjertefølger ha construido un domo geodésico en la isla Sandhornøya, a 1000 kilómetros al norte de Oslo en pleno Círculo Polar Ártico. La familia comenzó esta aventura en 2013 con el objetivo de lograr una vida más sostenible, por lo que esta increíble contrucción de tres pisos es completamente artesanal y respetuosa con el medio ambiente. Además, aunque no lo parezca, está construida íntegramente con materiales orgánicos: arcilla, tierra, madera, etcétera.

Para paliar el increíble frío, esta casa está cubierta por una cúpula geodésica solar que aporta energía a toda la vivienda, lo que la hace, además de ecológica, autosuficiente. Es la única parte de la casa que no está construida de manera artesanal, pero, además de proporcionar luz y calor al hogar, protege la estructura de los posibles daños que sufriría por los fuertes vientos y las ventiscas de nieve que se viven de manera habitual en este territorio.

La cúpula también cubre el jardín, lo que hace de invernadero para que la familia pueda cultivar alimentos que en otras condiciones y en la isla nunca se podrían haber producido; como calabaza, fresas, cerezas, manzanas, pepinos, tomates, etc. Además, el interior no es blanco ni frío, ya que tiene un aire rústico que le da una sensación de hogar cálido y acogedor.

Y eso no es todo, ya que cuentan con unas espectaculares vistas de la naturaleza y la aurora boreal que de vez en cuando se deja ver en el cielo nocturno para visitar a esta particular familia y a su hogar.