En esta época del año, el calor del que disponemos en casa es uno de los elementos más importantes a la hora de dotar de confortabilidad al hogar. Cada vez son más las familias que se apuntan al uso de acumuladores de calor, un sistema de calefacción que gana espacio debido a la implantación de la tarifa de discriminación horaria, por la cual el consumidor limita las horas de emisión de energía.

Los acumuladores de calor son aparatos eléctricos de calefacción cuyo funcionamiento se basa en el calor emitido por una serie de pequeños ladrillos refractarios. Estos elementos almacenan calor para ser expulsado cuando se desee. Por lo general, estos aparatos se cargan de calor durante la noche y lo expulsan durante el día, calentando todas las estancias.

Heatwell touch negro rugoso (339 euros). FOTO: leroymerlin.es

Los acumuladores de calor disponen de un aislamiento térmico que permite conservar el calor acumulado en el núcleo del aparato y, asimismo, de unos sistemas de gestión que permiten administrar los ritmos y cantidades de calor que se expulsan.

Pensados y destinados principalmente para espacios abiertos de gran amplitud, los acumuladores de calor son ideales para la vivienda habitual, pero también para oficinas, despachos y casas de turismo rural.

Heatwell touch blanco (339 euros). FOTO: leroymerlin.es

Existen dos clases de acumuladores: los estáticos y los dinámicos. Los primeros se suelen ubicar por lo general en habitaciones que se emplean con frecuencia mientras los otros pueden servir para garajes y locales con superficies más amplias.

Entre las principales ventajas, destaca el hecho de su sencilla instalación y el hecho de que, al ser un aparato nutrido por electricidad, es limpio y seguro. No obstante, existen diferencias entre los diferentes modelos que hay en el mercado, lo que dificulta el ajuste de los precios.

Delta Thermie Hydk 5 (99 euros). FOTO: leroymerlin.es