El azul, el color más frío de la paleta cromática, es también el que siempre se asocia a espacios elegantes y relajantes. Tal vez por eso, sólo o mezclado con blanco, vainilla, gris y marrón, se ha convertido en una de las tonalidades más solicitadas para decorar una nueva casa o realizar una completa puesta a punto.

Precisamente ahora que el verano da un respiro en los quehaceres diarios, es el momento de plantearse poner un toque azul en cualquiera de las estancias del hogar. En el comedor unas piezas de porcelana transforman de un solo vistazo el ambiente. También existen vajillas y manteles con detalles geométricos, flores o rayas en diferentes tonos de azules, que mezclados entre sí resultan perfectos para disfrutar de una comida informal con amigos.

En el cuarto de baño, los muebles blancos casan genial con mullidas toallas y alfombras en todas las gamas de azules, sobre todo los más intensos, que crean un contraste visual cargado de fuerza.

En el salón, el sofá blanco o en tonos crudos puede acompañarse por paredes azules y almohadones estampados en tejidos confortables como chenilla, terciopelos y cretonas. Merece la pena arriesgarse con las cortinas o estores, optando por una tela rayada o con algún tipo de motivo floral.

Las paredes blancas son ideales para lucir un mueble pintado de azul. Las pantallas de las lámparas y las alfombras son otros complementos susceptibles de teñirse.

Los turquesas, cruce de caminos entre azules y verdes, también tendrán un largo recorrido en los próximos meses.

El tono asociado con las aguas cristalinas de una playa tropical aporta un aire diáfano y fresco. El marfil, el negro y el marrón chocolate son excelentes acompañantes, así como el rosa, verde lima e incluso naranja, si lo que se quiere es dejar boquiabierto a cuantos entren en casa.