Ni dieta ni ayuno: el truco de las abuelas murcianas para adelgazar sin pasar hambre que confirma Harvard

Esto es lo que hay que hacer para ayudarnos a controlar el peso

Los mayores en la presentación de la campaña ‘Murcia quiere a sus abuelos’. | JUAN CARLOS CAVAL

Los mayores en la presentación de la campaña ‘Murcia quiere a sus abuelos’. | JUAN CARLOS CAVAL / redacción

Abril Escalante

Abril Escalante

Aunque cada vez cala más hondo en la sociedad la idea de que todos los cuerpos son válidos y que no hace falta correr una maratón exprés para caber en los moldes que nos marca la moda y la publicidad, lo cierto es que todavía son muchas las personas que no consiguen desprenderse del todo de esos complejos que se han ido construyendo durante años a base de televisión, redes sociales y vallas publicitarias. Especialmente en el caso de las mujeres, que sufren una violencia y presión especial sobre sus cuerpos por el simple hecho de serlo.

A la par y gracias a la conciencia sobre el impacto de las dietas en nuestra salud, cada vez más gente recurre a profesionales como médicos, nutricionistas o entrenadores para cuidarse de una forma saludable, porque no son pocos quienes, con la llegada del buen tiempo, deciden hacer pequeños ajustes en su día a día para verse un poco mejor cuando llegan esos meses en los que nos sentimos más expuestos ya sea en la playa o en la piscina.

En ese contexto uno de los trucos más sencillos y que más tradición tiene, sobre todo en algunas zonas con alta producción de cítricos como Murcia (donde el limón ha pasado a ser un elemento consustancial de la identidad colectiva), es el de tomar un vaso de agua con limón antes de cada comida. Un gesto que aunque parece una costumbre de toda la vida (de esas que se repiten sin pensar demasiado) ha sido analizado por la ciencia, y que incluso ha despertado el interés de expertos de la Universidad de Harvard.

Robert H. Shmerling, médico y editor de Harvard Health Publishing, ha revisado esta práctica tan común en uno de sus artículos y lo cierto es que aunque no la eleva a categoría de milagro, sí reconoce que hay algunas razones por las que puede funcionar al menos para algunas personas.

Una de las principales teorías es que llenar el estómago con agua antes de comer puede hacer que nos sintamos más saciados, lo que a su vez nos llevaría a comer menos. Según Shmerling, "tu estómago tiene nervios que detectan el estiramiento y mandan señales al cerebro de que ya es hora de parar de comer". De hecho, menciona que "algunos estudios pequeños y de corto plazo" mostraron que "personas mayores que bebían un vaso de agua antes de las comidas tendían a comer menos que quienes no lo hacían". Y en otro estudio quienes estaban en una dieta baja en calorías y añadían agua antes de comer, "tenían menos apetito y perdieron más peso a lo largo de 12 semanas", comparado con quienes seguían la misma dieta pero sin el vaso de agua.

Eso sí, el propio Shmerling matiza que estos estudios no analizan los efectos a largo plazo y que aunque los resultados son prometedores, las diferencias de peso no fueron dramáticas.

Otro argumento que se suele escuchar es que el cuerpo necesita gastar energía para calentar el agua hasta la temperatura corporal, lo que se traduce en una quema extra de calorías. Sin embargo según el doctor, "estudios más recientes no han encontrado evidencia de que beber agua queme suficientes calorías como para tener un impacto real en la pérdida de peso".

También se ha dicho que a veces confundimos la sed con el hambre y que por eso terminamos comiendo cuando en realidad solo necesitábamos hidratarnos. Pero en este punto Shmerling es claro: "no hay estudios convincentes en humanos que respalden esta idea".

Con todo parece que la técnica de beber un vasito de agua (acompañado de un chorrito de limón para darle sabory hacerlo más apetecible) es útil para adelgazar siempre que se entienda como una ayuda más dentro de un estilo de vida saludable, no como una fórmula mágica. Como recuerda el médico hay pocos inconvenientes en beber más agua, salvo que no tengas sed y te cueste hacerlo a largo plazo. Una costumbre sencilla, de toda la vida, que podría marcar la diferencia sin necesidad de pasar hambre.

Tracking Pixel Contents