La reciente polémica a partir de un vídeo de The New York Times enseñando cómo preparar la receta de pan con tomate ha despertado a otro leviatán: la disputa por su origen. Esta batalla ancestral, que a grandes rasgos viene a cuestionar que uno de los orgullos de la gastronomía catalana sea genuinamente de allí, es en realidad un simpático conflicto que al estilo del Guadiana aparece cada cierto tiempo en nuestras redes sociales.

Críticas a The New York Times por su receta del pan con tomate

El sector más puritano de la gastronomía catalana estalló cuando, el pasado 17 de septiembre, el periódico americano The New York Times publicó una inocente receta para aprovechar los tomates de fin de temporada: el pan con tomate o pa amb tomàquet . Y aunque David Tanis (autor del artículo y columnista habitual de la sección de alimentos del periódico) se esforzó por dejar claro que se trataba de una "versión", los más críticos no pudieron pasar por alto algunas "herejías" como el ajo restregado en el pan, los tomates cherry diseminadas por encima o el aceite por encima.

Pero, aunque el pa amb tomàquet se haya convertido en un evidentemente símbolo de la gastronomía catalana, muchas personas han salido a reivindicar que, evidentemente, la cocina no tiene propietario y que si hablamos de orígenes, Cataluña tiene que dar un paso atrás en favor de la Antigua Grecia (donde ya se consumía esta combinación) y otros enclaves como Murcia, Aragón o las Islas Baleares.

Eso sí, es importante reconocer que existen diferencias importantes entre el "pan tumaca" catalán y la tostada de pan con tomate típica en la Región de Murcia y el levante. La primera discrepancia está en cómo se prepara: mientras que los catalanes restriegan la pulpa contra el pan; los murcianos rayan el tomate y lo aplican. La segunda, el momento de comerlo: si bien en Murcia es uno de las opciones predilectas para el desayuno o la merienda, en Cataluña es difícil encontrarnos a alguien comiendo esto a primera hora de la mañana y se emplea en la mayoría de ocasiones para acompañarlo de otro plato.

El origen murciano del pan con tomate

La referencia que esgrimen en Cataluña para arrogarse la "maternidad" del pan con tomate es una primera mención en la literatura catalana, en 1884 por Pompeu Gener: un nacionalista catalán y publicista que lo comió por primera vez durante un viaje a París: “Lo que comimos cierta noche es pan con aceite aliñado con tomate. Lo ha puesto de moda Madame Adam, que lo ha comido. A Judit Gautier le ha gustado tanto que incluso la gran Sarah Bernhardt se ha hecho una rebanada”, tal y como recoge el periodista Néstor Luján en su diccionario gastronómico.

Pero a pesar de que no hay rastro escrito del pan con tomate anterior a esta mención, y que la inmigración registrada de murcianos a Cataluña (cuando habrían llevado el "invento" del pan con tomate) fue en los años 30 del siglo XIX; los murcianos y el resto de ciudadanos del levante siguen reivindicando su tradición de comer pan con tomate frente a la inquietud de los vecinos del norte del Mediterráneo por legislar sobre su forma de prepararlo y reclamar como suyo el origen.