La Ley 14/2022 aprobada este julio en el Congreso ha pasado desapercibida, pero lo cierto es que va a tener consecuencias sobre la economía, pues grava con nuevos impuestos a la adquisición, fabricación o importación de los gases fluorados.

Dicho de forma clara, los aparatos de aire acondicionado van a ser un 10 % más caros a partir de septiembre, que es cuando entra en vigor la ley, de manera que si quieres uno de cara al verano que viene o para usarlo como bomba de calor este invierno es mejor que te des prisa.

Esta reforma también afecta a los supermercados, a los grandes almacenes y a la industria alimentaria, puesto que utilizan estos gases a la hora de refrigerar y calentar sus zonas abiertas al público, y también para conservar los alimentos.

Por supuesto, el Gobierno ya amenaza con multas a quien no pague los impuestos y todo aquel que maneje estos gases se tendrá que inscribir en un registro territorial, en lo que es una vuelta de tuerca más a nuestros bolsillos.

Como es evidente, este impuesto repercutirá en el consumidor final, que será el que lo abone, con los citados aparatos de aire acondicionado y pagando más por los alimentos en los supermercados.

Hay quien presentó alegaciones, como la Asociación de Empresas del Frío y sus Tecnologías, ya que creían que la medida no iba a ser beneficiosa para la economía, afectando en especial a los hogares y al pequeño comercio, lo que no ha servido de nada.

El Gobierno controla la temperatura a la que se pone el aire acondicionado

A esta medida se suma a otra que ha sido muy polémica, como la limitación de la temperatura del aire acondicionado, la cual no se puede bajar de 27 grados en verano en los lugares públicos.

Hubo tal revuelo que esta medida se ha tenido que suavizar, estableciendo muchas excepciones como las del transporte público, centros educativos, peluquerías, e incluso relajando las exigencias en la hostelería, en donde podrán bajar un poco los grados con el fin de que los clientes estén cómodos.