Un nuevo estudio sugiere que la comunidad científica espacial debe comenzar a observar más de cerca los objetos cercanos a la Tierra (NEO) que se encuentran en la dirección del Sol: ahora existe la tecnología para buscarlos y encontrarlos, pero además uno o más de ellos podrían estar en un camino que los lleve a estrellarse en cualquier momento contra la Tierra.

Un artículo publicado recientemente en la revista Science por el astrónomo Scott Sheppard, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái, en Estados Unidos, concluye que debe profundizarse la investigación en torno a los asteroides cercanos a nuestro planeta en la dirección del Sol, porque históricamente se ha privilegiado el análisis de los objetos cercanos a la Tierra (NEO, según las siglas en inglés) que pueden apreciarse en horas de la noche, cuando el cielo no está abrumado por la intensa luz solar.

Sin embargo, como precisamente los estudios de asteroides generalmente operan de noche y en su mayoría encuentran objetos más allá de la órbita de la Tierra, esto ha creado un “punto ciego”: muchos objetos cercanos a la Tierra podrían estar al acecho protegidos por la luz solar, pero ubicados peligrosamente cerca de la órbita terrestre. 

Mirando hacia el Sol

Los nuevos estudios telescópicos están desafiando el resplandor del Sol y buscando asteroides en la dirección del astro rey durante el crepúsculo: Sheppard cree que es necesario intensificar esa búsqueda, frente al riesgo que suponen estos cuerpos ocultos para la mirada humana. Según un articulo publicado en Phys.org, actualmente existe la tecnología para buscar y encontrar los NEO que se mueven en la dirección solar y que podrían llevar un curso potencialmente peligroso para la Tierra. 

El año pasado, Sheppard y su equipo descubrieron el asteroide 2021 PH27, que posee el período orbital más corto conocido alrededor del Sol, de solo 113 días. Únicamente el planeta Mercurio tiene un período orbital más corto en el Sistema Solar. En ese momento, los investigadores concluyeron que los impactadores más probables de la Tierra se acercan a nosotros durante el día y no pueden ser descubiertos fácilmente por la mayoría de los estudios astronómicos, resaltando la importancia de identificarlos y de conocer su procedencia. 

Para Sheppard, tecnologías como las que aporta el telescopio Blanco de 4 metros de la Fundación Nacional de Ciencias en Chile, con su Cámara de Energía Oscura (DECam) lista para ver más cerca del Sol, es una posibilidad concreta para avanzar en la identificación de los NEO que circulan en dirección solar. 

Los diferentes tipos de asteroides que orbitan cerca del Sol se clasifican según las órbitas planetarias que cruzan. Créditos: N. Cary / Science.

¿De dónde vienen?

Una nueva búsqueda de asteroides ocultos en el crepúsculo con DECam ha encontrado algunos cuerpos de este tipo, como precisamente 2021 PH27. Incluso, estos continuos sondeos crepusculares finalmente están descubriendo la población de pequeños asteroides localizados cerca de la órbita de Venus.

Además, el investigador estadounidense señaló que los números conocidos sobre los objetos cercanos a la Tierra en la dirección del Sol se mantienen relativamente constantes, lo cual es algo sorprendente y preocupante. 

Según los modelos informáticos y la cantidad de objetos de este tipo que golpean a la Tierra, la Luna u otros cuerpos celestes, su número debería estar disminuyendo. Que esto no suceda sugiere que se están “reponiendo” de alguna manera en esta zona del cosmos. En consecuencia, es imprescindible hacer esfuerzos para averiguar de dónde vienen estos nuevos NEO y por qué siguen esas órbitas. 

Referencia

In the glare of the Sun: Searches during twilight toward the Sun have found several asteroids near Venus’ orbit. Scott Sheppard. Science (2022). DOI:https://doi.org/10.1126/science.abj9820