Los plastificantes que se encuentran en muchos objetos que usamos todos los días pueden causar daño cerebral severo, según un estudio publicado en Nature.

Los plastificantes son sustancias que se incorporan a un material plástico para aumentar su flexibilidad y facilitar su transformación.

Biólogos de la Universidad de Bayreuth, Alemania, demostraron que incluso pequeñas cantidades de plastificantes pueden interferir con la transmisión de señales en las células nerviosas del cerebro de los peces.

Los investigadores consideran muy probable que los plastificantes tengan un efecto similar en el cerebro de los humanos adultos.

Esta investigación ha dedicado especial atención a unos plastificantes específicos conocidos como bisfenoles, que se encuentran presentes en envases de alimentos y hasta 2011 (que fueron prohibidos en la UE) en las tetinas de los biberones. También se usan en la fabricación de las botellas de agua e incluso de los juguetes.

Uno de estos bisfenoles, llamado bisfenol A (BPA), es un conocido disruptor endocrino, capaz de alterar el equilibrio hormonal de los organismos y de dañar al sistema digestivo.

También se cree que BPA tiene efectos sobre la salud del cerebro y la próstata de fetos, bebés y niños, así como que puede afectar a la presión arterial porque se filtra a los alimentos.

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Confirmado

Confirmado La investigación de los científicos alemanes ha podido determinar que BPA tiene efectos más graves sobre las neuronas de lo que se pensaba hasta ahora.

También que otros plastificantes como el bisfenol S (BPS) son igualmente peligrosos y pueden causar daño permanente al sistema nervioso.

Los efectos nocivos de estos bisfenoles sobre el cerebro afectan principalmente al delicado equilibrio entre las diferentes funciones neuronales: mientras que algunas células cerebrales transmiten señales que desencadenan un estado de excitación en las células posteriores, otras células cerebrales tienen la función de inhibir las células posteriores.

La coordinación de la excitación y la inhibición es esencial para un sistema nervioso central intacto y es la que se ve más afectada por BPA y BPS, ha determinado esta investigación.

Ambos plastificantes influyen en el potencial de acción de las neuronas: alteran la transmisión química y eléctrica de señales a través de las sinapsis e interrumpen los circuitos que son importantes para la percepción y el procesamiento de los estímulos acústicos y visuales.

Con peces de colores

Con peces de colores El equipo detalló sus hallazgos mediante experimentos con peces de colores. Su atención se centró en el tipo más grande de células nerviosas de los peces, conocidas como células de Mauthner.

Estas células son neuronas gigantes situadas en el bulbo raquídeo de peces y anfibios, cuya función es coordinar los movimientos natatorios y el reflejo de huida en estos animales.

Estas neuronas juegan un papel vital para los peces, procesando todos los estímulos sensoriales, incluso cuando los depredadores están cerca. Desencadenan reacciones de escape que salvan vidas.

Durante la evolución, estas neuronas se vuelven particularmente robustas y generalmente pueden compensar el daño sufrido por cualquier circunstancia y mantener sus funciones.

Los investigadores descubrieron que, con solo un mes de exposición a BPA o BPS, la función neuronal de estos peces resultó completamente alterada.

También al cerebro maduro

También al cerebro maduro Otra constatación aún más alarmante: los investigadores pudieron comprobar que tanto el BPA como el BPS pueden afectar a la funcionalidad en el cerebro maduro.

Este descubrimiento es una novedad, porque hasta ahora se sabía que los plastificantes citados afectaban al desarrollo de los cerebros de las crías.

“Los hallazgos obtenidos a través de estudios sobre cerebros de peces justifican la evaluación de que el BPA y BPS también pueden dañar seriamente el cerebro de humanos adultos. En este contexto, es esencial que la ciencia y la industria desarrollen nuevos plastificantes para reemplazar estos bisfenoles, que no son seguros para la salud humana”, señala uno de los investigadores, Peter Machnik, del Departamento de Fisiología Animal de la Universidad de Bayreuth, en un comunicado.

A partir de estos resultados, el equipo de científicos pide el desarrollo de productos alternativos que no conlleven riesgos para el sistema nervioso.

Además, creen que su técnica con peces de colores podría ser una herramienta valiosa y económica para probar cómo los nuevos plastificantes afectan las células cerebrales.

Referencia

Referencia Bisphenols exert detrimental effects on neuronal signaling in mature vertebrate brains. Elisabeth Schirmer et al. Communications Biology, Volume 4, Article number: 465 (2021). DOI:https://doi.org/10.1038/s42003-021-01966-w

Foto superior: Imagen de congerdesign en Pixabay