Muchas veces nos preguntamos por qué algunas personas envejecen más rápido y más notoriamente que otras. Quizás la respuesta se encuentre antes de su nacimiento. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), el estrés de las madres previo al alumbramiento e incluso con anterioridad al embarazo puede generar un impacto negativo en la salud de los hijos.

De acuerdo a un comunicado, la investigación concluye que el estrés materno afecta la longitud de los telómeros en el bebé, que son diminutos trozos de ADN ubicados en los extremos de los cromosomas. Los mismos actúan como elementos de protección, por eso su acortamiento se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras causas de muerte a corta edad.

Para Judith Carroll, que además de una de las autoras del estudio es profesora asociada de psiquiatría y ciencias bioconductuales en un centro perteneciente a la UCLA, "la investigación sobre el envejecimiento está identificando algunos factores que podrían poner a una persona en un camino de envejecimiento acelerado, lo que podría conducir a enfermedades específicas como el trastorno metabólico o las patologías cardiovasculares mucho antes de lo esperado", indicó.

Factores de alto impacto

Ahora bien: ¿qué relación tiene el estrés materno con la irrupción anticipada de esas enfermedades ligadas al envejecimiento prematuro? Según la investigación, publicada en la revista Psychoneuroendocrinology, es posible que existan factores ambientales y maternos tempranos que influyan negativamente en el comienzo de la vida de una persona, encaminándola hacia un envejecimiento mucho más acelerado de lo habitual.

Ya se sabía de acuerdo a estudios previos que el acortamiento de los telómeros podía tener origen en el estrés materno durante los primeros trimestres del embarazo, pero la nueva investigación agrega datos importantes al rastrear el estrés materno antes de la concepción. También realizaron un seguimiento en la etapa final del embarazo, agregando conclusiones desconocidas hasta hoy.

Por ejemplo, identificaron un período especialmente clave en el tercer trimestre del embarazo en el cual los niños tienen un mayor riesgo de acortamiento de los telómeros si sus madres presentan cuadros profundos de estrés. En el estudio se siguió a 111 madres y sus hijos desde antes de la concepción hasta la primera infancia. Se trataba de mujeres provenientes de distintos contextos geográficos, ambientales y socioeconómicos.

En los niños

Entre las edades de 3 y 5 años, los niños participantes en el estudio proporcionaron muestras de células del interior de sus mejillas, mediante las cuales los investigadores extrajeron ADN, incluyendo a los telómeros, para poder evaluar los datos y cotejar hipótesis. Con posterioridad, el equipo de científicos logró establecer comparaciones entre la longitud de los telómeros infantiles y los indicadores de estrés que habían recopilado en la etapa de embarazo.

"Los estudios anteriores analizaron la longitud de los telómeros del recién nacido, mientras que nuestros hallazgos miran años después, cuando el niño tiene entre 3 y 5 años. De esa forma logramos evidencias en la infancia en cuanto a que la longitud de los telómeros sigue siendo más corta en los niños expuestos al estrés materno en el útero. Creemos que se trata de un hallazgo importante para determinar el impacto del estrés materno sobre la salud de los hijos", agregó Carroll.

Otra visión

¿Cómo influye concretamente el estrés sobre los niños para generar las condiciones negativas que puedan acelerar su envejecimiento? Según los científicos, el estrés activa procesos de inflamación y pone en marcha la actividad metabólica, efectos que en un grado extremo pueden contribuir a dañar el ADN. Los telómeros son muy vulnerables, y en caso de no repararse antes de la división celular sufren el acortamiento mencionado previamente. Incluso durante el desarrollo en el útero, la rapidez en la replicación celular genera una mayor vulnerabilidad al daño a lo largo de ese período.

Vale destacar también que otro estudio desarrollado en la UCLA por el mismo grupo de investigadores y publicado en Annals of Behavioral Medicine encontró una relación directa entre el estrés previo al embarazo y los partos prematuros. En resumen, las mujeres que sufrían mucho estrés durante los meses e incluso años previos a la concepción, sobretodo con respecto a sentirse incapaces de afrontar el proceso, tenían embarazos más cortos que otras mujeres.

Referencias

Prenatal maternal stress prospectively relates to shorter child buccal cell telomere length. Judith E.Carroll, Nicole E.Mahrer, Madeleine Shalowitz, Sharon Ramey and Christine Dunkel Schetter. Psychoneuroendocrinology (2020).DOI: https://doi.org/10.1016/j.psyneuen.2020.104841

Foto: Gabrielle Henderson en Unsplash.