Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas en Leipzig y del Instituto Kavli de Neurociencia de Sistemas en Trondheim parece haber hallado una clave para entender la forma en que nuestros recuerdos afectan la percepción que tenemos del mundo que nos rodea.

Mediante el desarrollo de un nuevo modelo informático y de un escenario simulado a través de tecnologías de realidad virtual, los especialistas estudiaron las reacciones de los participantes frente a determinados estímulos y desafíos.

Según un comunicado de prensa, el propósito de los científicos era determinar las áreas específicas del cerebro que actúan al momento de recuperar imágenes de espacios o situaciones almacenadas en la memoria. Además de esto, buscaban crear un modelo de codificación capaz de relacionar las elecciones de las personas con la formación de recuerdos.

Conclusiones significativas

Más allá de alcanzar el éxito en su búsqueda concreta, llegaron a otras conclusiones sorprendentes. De acuerdo a los resultados del estudio se puede determinar que los recuerdos de reciente formación modifican directamente la manera en la cual percibimos el entorno.

En otras palabras, si el entorno en el cual nos movemos nos resulta conocido y familiar, la información que se integra en las redes neuronales para generar los mapas mentales que nos ubican en un contexto determinado es mínima, mientras que en las situaciones que nos parecen ajenas el cerebro debe trabajar mucho más y poner en acción otras áreas y mecanismos.

Eso explica, por ejemplo, la aparición de determinados recuerdos en nuestra mente en situaciones concretas. El cerebro selecciona aquellos que pueden ser más significativos en ese momento y descarta otros, que continúan almacenados para ser utilizados en otra situación.

Información precisa de la actividad cerebral

Todos estos mecanismos se reflejan claramente en la actividad cerebral, pero el hallazgo de esta investigación es que ha logrado precisar y medir los flujos de información que intervienen en estos procesos. Para arribar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron técnicas de resonancia magnética funcional al estudiar las reacciones de los participantes.

Las pruebas incluyeron el uso de un escáner de resonancia magnética, que medía la forma en la cual los participantes reaccionaban al intentar superar diferentes desafíos en una especie de juego de ordenador, un escenario virtual en el cual tenían que hallar distintos objetos.

Los resultados permiten comprobar que nuestra percepción de la realidad se encuentra íntimamente relacionada con la creación de recuerdos y con la actividad de la memoria, en un grado mucho mayor del cual se pensaba hasta el momento. Al mismo tiempo, es posible determinar las áreas cerebrales que inciden en estos procesos.

Recuerdos que enseñan

La comprobación de la estrecha relación existente entre la percepción y la memoria al momento de estructurar nuestros comportamientos en la vida cotidiana también arroja luz sobre otro aspecto útil de los recuerdos. Nos sirve para entender que el cerebro aprende de los recuerdos y busca aplicar esa información en comportamientos futuros.

Los investigadores creen que esta información puede tener múltiples aplicaciones en situaciones en las cuales es vital la forma en la que interactuamos con el entorno, como por ejemplo en el área de la navegación espacial.

Referencia:

Behavior-dependent directional tuning in the human visual-navigation network. Nau, M., Navarro Schröder, T., Frey, M. et al. Nature Communications (2020).DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-020-17000-2