Violencia vicaria

Crimen en Llano de Brujas: "La mató y me llamó para decirme que la niña ya está en el cielo"

“Hoy hace catorce años que mi madre se murió y ahora esto”, grita Ramona, la madre adoptiva de la niña de 5 años asesinada por Jesús J. G

Conmoción entre familiares y allegados por la muerte de la niña de 5 años en Murcia

Lucía Feijoo Viera

Ana Lucas

Ana Lucas

"Se había ahogado con su propio vómito. No pudimos hacer nada”, contaba, destrozada, Ramona, la madre adoptiva de la niña de 5 años asesinada en Llano de Brujas, en Murcia, a manos, presuntamente, del exnovio de la mujer, Jesús J.G., un sujeto que fue detenido horas después en Torrevieja.

El crimen de Llano de Brujas sería un nuevo caso de violencia vicaria en el que el sujeto tuvo como fin hacerle daño a la que había sido su compañera sentimental. Jesús J. G., alias Suso, tras perpetrar el crimen, escapó y fue detenido horas después en la vecina provincia de Alicante, en concreto en Torrevieja. El cadáver lo descubrieron los padres del sospechoso, que también viven en ese piso.

“¿Para qué preso? Es mejor cogerlo ahí por la calle. Queremos justicia”, clamaban, alrededor de Ramona, sus parientes y vecinos. 

"Me lo como vivo"

La mujer, sentada en una silla en su pueblo, Patiño, en la puerta de la casa de Amalia, una allegada, fumaba entre lágrimas y apretaba contra el pecho una foto de la pequeña Nadia. “Hoy (por este miércoles) hace 14 años mi madre que se murió”, decía a La Opinión. “Ya no voy a ver más a mi negrica”, se lamentaba, rota. “Ayer (este martes, horas antes del crimen) me decía que le hiciese hamburguesicas para comer”, rememoraba Ramona, que recibía besos y abrazos de sus familiares. Los cuales manifestaron su indignación y rabia por lo sucedido.

"Si lo llego a coger yo, me lo como vivo", remarcaba una mujer, que tachaba de "cobarde" a Suso. "Queremos justicia para esta cría", incidían.

El furgón funerario que transportó el cuerpo de la niña asesinada en Llano de Brujas, a las puertas del domicilio

L.O.

Minutos después, Ramona, junto a una decena de allegados, se desplazó a la Glorieta para estar presente en el minuto de silencio que en memoria de Nadia, de quien tenía la custodia y a quien había criado, iba a tener lugar en el exterior del Consistorio capitalino.

La mujer explicó después que Jesús, tras cometer el crimen, la llamó por teléfono y le dijo: “La niña ya está en el cielo”. Antes, la amenaza había sido una constante, aseguró, especialmente después de terminar la relación. "Me mandaba mensajes de que me iba a matar, que me iba a quemar”, subrayaba Ramona.

"Por favor, a todos los jueces y fiscales, condena irreversible, que no vea más la luz de la calle, nos ha quitado la vida"

En las puertas del Ayuntamiento de Murcia se encontraba también Isabel, prima de Ramona y madre biológica de la pequeña Nadia. “¡Aquí está la madre, que la madre no está desaparecida! Me llamo Isabel, de la cárcel se sale, pero de la caja no. Quiero justicia”, gritó la progenitora biológica de Nadia.

"Lo llamaba papá"

Ramona, la madre adoptiva (izda.) e Isabel, la biológica, con la foto de la pequeña Nadia

Ramona, la madre adoptiva (izda.) e Isabel, la biológica, con la foto de la pequeña Nadia / Israel Sánchez

Los allegados de Ramona e Isabel comentaban en la Glorieta que Jesús “para hacerle daño a ella, se ha cargado a la cría”, y que “la niña lo llamaba papá”. Suso compartía en sus redes imágenes en las que se le ve con la niña en sus hombros, jugando juntos o comiendo: estampas de un vínculo que podría parecer de padre e hija.

"Es un sinvergüenza"

“¡Ese no tiene nada de loco, ese es un sinvergüenza! Se ha arrimado a la criatura, a la más débil, ¡que le has quitado la vida a mi prima, nos has quitado la vida a todas! Que no lo refugien en las cárceles, anoche estaba drogándose en Torrevieja, de heroína”, chillaba Paqui, pariente de la familia. "Por favor, a todos los jueces y fiscales, condena irreversible, que no vea más la luz de la calle, nos ha quitado la vida", se desgañitaba Paqui.

El resultado de la autopsia podría demorarse semanas, al tener que hacer un análisis toxicológico

A la vez, el alcalde de Murcia, José Ballesta, se acercó para dar el pésame a las dos madres de Nadia, que se sentaron juntas, a unos metros de las autoridades congregadas para el minuto de silencio.

Este sería un nuevo caso de violencia vicaria, que en 2024 dejó la lamentable cifra récord al menos nueve menores asesinados en España. La madre de la niña habría aportado mensajes en los que el sujeto se muestra celoso, lo que apuntala el crimen vicario. 

Ni antecedentes ni denuncias

Suso, según apuntaron fuentes judiciales, no tenía antecedentes y no hay registros de denuncias previas sobre malos tratos por parte de Ramona. Esta mujer no figuraba en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén), confirmó la delegada del Gobierno en la Región, Mariola Guevara, en un contacto informativo tras guardar un minuto de silencio a las puertas de la institución en memoria de Nadia.

En cuanto a la causa de la muerte, "sabemos que es por la ingesta de alguna sustancia, pero hay que determinar cuál", apuntó la delegada. Habrá que esperar al resultado de la autopsia (que podría demorarse semanas, al tratarse de un análisis toxicológico) para concretar qué sustancias químicas usó el sujeto para cometer el crimen, ya que hay otros indicadores de que hubiera empleado algún tipo de veneno o, incluso, estupefacientes. En la vivienda de Llano de Brujas se encontró un blíster vacío de un fármaco perteneciente al grupo de las benzodiazepinas.

"Mamá, sube, que me tengo que ir"

Después de, presuntamente, acabar con la vida de la niña a la que trataba como si fuese su propia hija, Suso hizo dos llamadas: una a su ex y otra a su madre.

La progenitora del sospechoso fue quien descubrió el cuerpo sin vida. Después explicaría que su hijo la llamó por teléfono (cuando ella estaba con dos amigas en un bar) para pedirle que subiese al piso, porque estaba la niña «durmiendo» y él tenía que irse, para que no se quedase sola. La vecina hizo caso a su hijo, volvió a su casa y encontró a la chiquilla en el dormitorio «echando espuma por la boca», aunque todavía viva. Entonces llamó al 112.

Al lugar se movilizaron, en una ambulancia del 061, sanitarios que durante un buen rato trataron de reanimar a la niña, lamentablemente sin éxito. La pequeña expiró en uno de los dormitorios de la vivienda. Ahí permaneció su cuerpo, hasta que, pasadas las nueve y media de la noche, se autorizó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto de Medicina Legal de Murcia. La madre del sospechoso también relató a la Policía que su hijo tiene problemas de adicciones a las sustancias estupefacientes desde hace años.

Tracking Pixel Contents