Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Investigación

Investigan si la muerte de la vecina de El Portús fue un pacto suicida de la pareja al que el marido sobrevivió

El esposo de la fallecida estaba en la casa del camping cuando llegó la Guardia Civil y halló el cuerpo sin vida de Margaret, de 82 años

La pareja de jubilados de El Portús relata las presiones que tenían para dejar su casa

L. O.

Ana Lucas

Ana Lucas

Margaret, la mujer de 82 años de edad que fue hallada muerta el viernes por la noche en el domicilio que compartía con su esposo, Colin, en El Portús, en Cartagena, sufría, al igual que su pareja, «acoso y abuso psicológico» debido a las «presiones y coacciones» por tener que dejar su casa.

Es lo que aseguran muchos de sus vecinos y desde la Asociación Cala Morena (ACM), que agrupa a afectados por la situación del camping. Y es lo que habría llevado a la pareja de octogenarios a idear, presuntamente, lo que conforma una de las principales líneas de investigación del caso: un supuesto pacto en virtud del cual ambos acabarían con sus vidas a la vez, en la vivienda en la cual reivindicaban su derecho a permanecer.

Así lo explican fuentes cercanas a la investigación, la cual se encuentra todavía en marcha. Colin, de 89 años, se halla en libertad y recibió, horas después del descubrimiento del cadáver, el afecto de sus vecinos, en una despedida en la playa en la que exigieron en grupo ‘Justicia para Margaret’, como se leía en las pancartas que portaban.

"Flores al mar en honor a Margaret, símbolo de su vida sencilla, libre y profundamente ligada a ese lugar".

"Flores al mar en honor a Margaret, símbolo de su vida sencilla, libre y profundamente ligada a ese lugar". / Asociación Cala Morena

Los hechos tuvieron lugar sobre las once y cuarto de la noche de este viernes, hora en la que Emergencias recibió la llamada de un residente en el camping, el cual alertaba de que una de sus vecinas se encontraba fallecida. A este hombre, apuntaron fuentes próximas a la investigación, lo habría avisado, al parecer, el propio Colin.

Al complejo residencial se movilizaron agentes de la Guardia Civil y una ambulancia, cuyos sanitarios solo pudieron confirmar la muerte de la octogenaria. Se alertó entonces al forense de guardia, que se desplazó también al lugar.

El cuerpo sin vida de la octogenaria estaba sobre la cama y tenía signos visibles de que el deceso no fue natural

La mujer se encontraba sobre una cama y presentaba, según la primera inspección ocular, signos visibles de que su muerte no fue natural. Este periódico conoce y omite expresamente el método utilizado en atención al protocolo de visibilización del suicidio.

Colin, que se hallaba en la vivienda, manifestó que él no precisaba de asistencia sanitaria. En su testimonio a los agentes, detallan fuentes cercanas, habló de que Margaret y él estaban desesperados y acordaron terminar con todo juntos en su domicilio. Sin embargo, él habría sobrevivido.

Los restos mortales de la vecina fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, para serle practicada la pertinente autopsia. Los forenses de Cartagena aún no han elaborado el informe con sus conclusiones definitivas.

"Aislamiento forzoso"

«Colin y Margaret sufrieron el bloqueo de servicios esenciales, como el correo postal, lo que les impidió cobrar regularmente sus pensiones», sentencian desde ACM, colectivo que asegura que los miembros de la pareja, ya siendo octogenarios, «en más de una ocasión tuvieron que subir las bombonas de butano por la ladera debido al aislamiento forzoso al que fueron sometidos».

La Asociación Cala Morena subraya que "Margaret y Colin sufrieron acoso y abuso psicológico"

Desde la Guardia Civil de la Región indicaron este martes que la investigación aún se encuentra abierta y apuntaron que, por el momento, «no se ha detectado ningún indicio de criminalidad»

El pasado domingo, cuando la despidieron, sus vecinos «lanzaron flores al mar en honor a Margaret, símbolo de su vida sencilla, libre y profundamente ligada a ese lugar», precisan desde la Asociación Cala Morena. «El acto concluyó con un gesto muy simbólico: Colin nadó serenamente hasta el otro extremo de la cala, recordando a su mujer en el mar que ambos amaban», manifiestan desde este colectivo.

"Pedimos disfrutar en paz del poco tiempo que nos queda de vida"

«No pedimos más que poder disfrutar en paz del poco tiempo que nos queda de vida», manifestaba Colin en un vídeo que grabó junto a Margaret, el cual sus allegados difundieron, tanto en redes sociales como por mensajería instantánea, al conocer el deceso de la octogenaria.

Los dos miembros de la pareja se presentan al comienzo de la grabación, dando sus nombres y apellidos. Después, toma la palabra Colin. En español, con un marcado acento inglés, narra «nuestra historia», aunque «hay muchas más similares», en referencia al resto de residentes afectados.

El extranjero relata que ellos compraron su vivienda en El Portús en diciembre de 1989 y aseguró que «antes de mudarnos, en septiembre del año 2000, volvimos a comprobar que podíamos vivir aquí»

«En ningún momento nadie de la empresa del camping ni las autoridades locales nos dijeron que sería ilegal», asevera. Entonces, rememoró el hombre, «completamos todos los trámites legales necesarios para la residencia permanente» en el enclave cartagenero, del cual amenazaban con echarlos tras «una vida maravillosa aquí, como pensionistas, disfrutando de la calma y el respeto».

Colin lamenta la «falta de control y la inactividad de las autoridades locales durante 34 años». Cabe reseñar que varios residentes denunciaron al camping por coacciones, pero todas las causas se archivaron.

Desde la dirección del camping mandaron un comunicado, a raíz de la publicación de este artículo, para decir que es falso que se acosase o presionase a la pareja de jubilados, como sí defienden desde ACM y otros residentes.

En este sentido, aseguraron que «desde que se planteó el nuevo proyecto y se inició el imprescindible proceso de remodelación de las instalaciones por motivos de seguridad y sanidad, todos los pasos y acciones realizadas por el camping se han tomado cumpliendo la legalidad y ante la necesidad de ajustar nuestra actividad a la normativa que nos regula como espacio turístico. Cada una de las decisiones se han explicado en tiempo y forma y se han aplicado teniendo en cuenta las circunstancias personales de cada caso».

Tracking Pixel Contents