Un octogenario abusa de su nieta menor de edad durante 4 años: "Era un mero objeto"

«Convirtió a su nieta en un mero objeto con el que dar satisfacción a sus apetencias sexuales, acciones que esta soportaba en silencio, en un comienzo por no comprender, siquiera, el verdadero alcance de esos actos, desconocimiento al que se unía el temor que sentía de sufrir algún tipo de daño físico y la influencia que sobre su voluntad ejercía la figura de su abuelo, el cual la conminaba para que no contara nada y mantuvieran entre ellos el secreto». Así se lee en la sentencia en la que la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia condena a un individuo, que ahora tiene 86 años de edad, por abusar sexualmente de la pequeña durante cuatro años, desde que la niña tenía 11 y hasta que cumplió 15, cuando la madre de la menor (e hija del agresor sexual) se enteró de todo porque la sorprendió tocándole los pechos.

El sujeto, que reconoció lo que hizo, es condenado a seis años entre rejas y un lustro en régimen de libertad vigilada cuando salga. Queda inhabilitado para ejercer profesión alguna que implique contacto con menores de edad, no podrá acercarse a su víctima ni comunicarse con ella por medio alguno durante once años y tendrá que indemnizarla con 60.000 euros, de los cuales ya ha consignado 50.000 en la cuenta del juzgado. El resto, lo abonará a plazos, establece la resolución.

El individuo admite que empezó a agredir a la menor cuando tenía 11 años en un trastero en su garaje

Los hechos que se consideran probados, y que admitió el octogenario en la sala, se remontan al año 2018. El sujeto comenzó a abusar sexualmente de la pequeña en un trastero ubicado en su garaje. Fue el primero de numerosos abusos que se prolongaron durante años.

Lo hacía «en cuantas ocasiones veía propicias bien porque se encontraba a solas con la menor, bien porque su esposa (y abuela de la niña) dormía o se encontraba en el aseo o realizando alguna otra labor doméstica que la mantenía ocupada, el procesado sometía a la pequeña a todo tipo de tocamientos en pechos, genitales y glúteos, al tiempo que la besaba en la boca», precisa la resolución. También le decía frases muy obscenas.

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Llegó a abusar de la menor cuando ambos iban en el asiento trasero de un coche que conducía su propia hija, madre de la víctima. Fue precisamente el hecho de que esta mujer descubriese a su progenitor abusando de la niña el detonante que le llevó a denunciar, después de que la ya adolescente, «sintiéndose liberada», hablase a su madre de las agresiones padecidas desde que tenía 11 años.

Al dictar la sentencia, el tribunal tiene en cuenta que el sujeto tiene un leve deterioro cognitivo.