Investigación

Así recuperó la Guardia Civil los dos cadáveres en la nave de Librilla: la autopsia aún tardará días

Especialistas de Subsuelo tardaron 48 horas en rescatar los cuerpos sin vida del depósito para sacarlos en un estado que permitiese a los forenses hacer su trabajo

Así recuperó la Guardia Civil los dos cadáveres en la nave de Librilla: la autopsia aún tardará días

La Opinión

Ana Lucas

Ana Lucas

La Guardia Civil descubría el miércoles por la noche restos humanos en la nave de Librilla donde desde el lunes anterior se trataba de dar con el rastro de Jean Mirabeau Ngoho y Siaka Coulibaly, los dos hombres desaparecidos. Y 48 horas después, ya el viernes, lograba sacarlos de la especie de depósito en el que estaban.

Especialistas de Subsuelo tardaron 48 horas en rescatar los cuerpos sin vida del depósito para sacarlos en un estado que permitiese a los forenses hacer su trabajo, un trabajo que prosigue: se espera que la autopsia tarde días, indican fuentes cercanas al caso.

Los forenses se han encontrado con unos cuerpos en buen estado, dentro de lo que cabe. Los restos se hallan en avanzada descomposición, dado que presumiblemente llevaban meses en ese agujero (desde mediados de diciembre, si se confirma que se trata de los africanos) y los corrosivos que había sobre ellos no ayudaron especialmente a su conservación.

Labores minuciosas

No obstante, la pericia de los expertos del Instituto Armado a la hora de sacarlos del agujero ha sido clave para que el análisis forense se realice con garantías.

Desde una cuenta de X que se presenta como 'canal autorizado no oficial sobre el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil' difundían unos vídeos de cómo fueron las labores de rescate de los restos.

Cabe recordar que hay tres formas de identificar a una persona que llega muerta a la morgue: el ADN, las huellas dactilares y la dentadura. Existen varias bases de datos de ADN en las cuales se pueden cotejar los resultados. En este caso, se comparará con las muestras de los hijos de ambos desaparecidos.

Palos, cal viva y sosa

Los restos estaban, como explicó este diario, dentro de una arqueta para echar el aceite usado de los coches. Los investigadores hallaron dos tapas, una de alcantarillado de metal y otra de plástico; entre las dos había una capa de agua. La alcantarilla tiene unos dos metros de profundidad.

En el hoyo había mucha suciedad, palos, bolsas de cal viva y sosa cáustica. Se trataría de productos corrosivos con los que los sospechosos pretenderían hacer desaparecer los cadáveres.

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