Sucesos

El surrealista atraco a punta de pistola que repelen dos trabajadores de una gasolinera de Águilas

"Era un cliente habitual, llegó encapuchado, con una pistola que era de bolas, me la puso en la cadera y empezó a pedirme dinero", relata uno de los empleados que hizo frente al sujeto

Dos trabajadores de una gasolinera de Águilas ahuyentan a empujones y con un spray de pimienta a un atracador armado

La Opinión

Ana Lucas

Ana Lucas

Dos trabajadores de una gasolinera de Águilas ahuyentaron, a empujones y con un spray de pimienta, a un atracador armado con una pistola simulada que ya ha sido detenido por la Guardia Civil y «está ya encerrado», relata Jesús Rodríguez, uno de los empleados.  

Rodríguez explica a La Opinión que los hechos acontecieron sobre las doce y media de la tarde del sábado, cuando el sujeto «llegó encapuchado, se bajó de un coche y entró en la tienda con una pistola que era de bolas, daba un poco el pego». «Me la puso en la cadera y empezó a pedirme el dinero», cuenta el hombre. En aquel momento, en el establecimiento había cuatro personas: «Nosotros dos (los empleados), un comprador y el chorizo», manifiesta.

"Claro que se me pasó por la cabeza que podía haber disparado", admite Jesús Rodríguez

«Mi compañera le echó el spray de pimienta», significa Rodríguez. Entonces actuó él: a empujones, se enfrentó al asaltante y lo sacó al exterior, donde estaba el vehículo en el que había llegado.  La mujer también pegó al sospechoso. «Se fue en su coche», confirma el trabajador.

Las cámaras de la gasolinera captaron la secuencia de los hechos. Esos vídeos, en poder de los investigadores, fueron determinantes a la hora de identificar, localizar y arrestar al atracador, tras la denuncia de los afectados. 

Vecino y cliente habitual

Se da la circunstancia de que el individuo es un vecino de Águilas, cliente habitual de la estación de servicio (ubicada en la Carretera de Lorca, a la entrada del municipio) y, al parecer, con problemas de adicción a los estupefacientes.

No es la primera vez que unos paisanos se arman de valor y se enfrentan a individuos que se presentan en sus casas o negocios con oscuras intenciones. «Claro que se me pasó por la cabeza que podía haber disparado», admite Jesús Rodríguez, días después del susto. En aquel momento, en el que había que actuar rápido y el atracador iba armado, reconoce que llegó a pensar: «O él o yo».  

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