Violencia sexual
Condenado un entrenador de taekwondo por agredir sexualmente a una alumna menor en Alcantarilla
La víctima relató que su preparador la besó en la boca sin su consentimiento al terminar las clases en el gimnasio
"Espero no haberte ofendido", escribió el adulto esa misma noche por WhatsApp a la adolescente

Una persona se dispone a practicar artes marciales. / Freepik
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia que condenó a un profesor de taekwondo a cuatro años de cárcel por agredir sexualmente a una de sus alumnas, menor de edad, al término de las clases, en un gimnasio de Alcantarilla.
Los hechos acontecieron en febrero de hace dos años, al acabar el entrenamiento, sobre las diez de la noche. El hombre, que responde a las iniciales de J. J. H. B., «llamó aparte a la alumna (que entonces tenía 15 años) para que se dirigiera a la sala de spinning del gimnasio, contigua a la de entrenamiento», tal y como se lee en el relato de hechos probados de la sentencia, a la que ha tenido acceso La Opinión.
Fue entonces cuando «ambos mantuvieron una conversación, en cuyo transcurso la menor le manifestó estar viviendo una situación de estrés por no saber la intención del chico que le gustaba respecto al día siguiente, que se celebraba San Valentín». La adolescente, que tenía confianza con su entrenador (ella llevaba desde los 6 años yendo a taekwondo) le contó que deseaba que ese joven le pidiese salir en serio, y que esperaba que aprovechase el Día de los Enamorados para hacerlo.
El hombre afirma que fue una denuncia falsa y que hay varios testigos a su favor
Fue entonces cuando el preparador, prosigue la sentencia, «aprovechando esa confidencia, le preguntó a la joven si creía que existía aprecio entre ambos, refiriéndose a él mismo y a la menor». «La chica contestó que sí y entonces el acusado se inclinó y le dio un beso en la boca, repitiendo el beso cuando ella levantó la cabeza, impactada, por lo ocurrido», desgrana la resolución judicial, que detalla que «no llegó a darle un tercer beso porque la menor se apartó y se marchó».
Se lo cuenta a su profesor
La víctima, tras lo sucedido (como contaría luego en el juicio) recibió un WhatsApp del entrenador en el que le pedía perdón. Ella faltó algunos días al entrenamiento y, antes de contárselo a sus padres, se lo confesó a su profesor de la academia. Tras interponer la denuncia, no volvió a taekwondo.
El caso se judicializó y la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia dictó sentencia: el adulto (nacido hace 64 años en Barcelona) era culpable de un delito de agresión sexual. La pena, además de los cuatro años de prisión, incluía pasar un lustro en régimen de libertad vigilada y la prohibición de acercarse a su víctima o comunicarse con ella por medio alguno durante una década. La indemnización para la adolescente la fija en 3.000 euros, más intereses.
El sujeto recurrió. Hizo hincapié en que él no hizo nada. El TSJ, al rechazar su recurso, ve «irracional» que la chica presentase una denuncia falsa contra su entrenador, al cual la menor tenía «un profundo afecto y aprecio», dado que era su preparador de artes marciales desde que ella tenía 6 años de edad.
"Lo siento"
El tribunal pone el acento en el mensaje de WhatsApp que envió el adulto, horas después del episodio, a la adolescente: «Espero no haberte ofendido». Se trata de un «mensaje que solo encuentra su sentido lógico en la ocurrencia de un incidente como el descrito por la menor del que el acusado se sintiera arrepentido», destaca el Tribunal Superior de Justicia.
A ese mensaje, la víctima contestó: «Creo que has visto señales que no hay». Entonces, el adulto escribió: «Ok. Aún así, lo siento».
Son «mensajes que solo encuentran sentido lógico en el contexto de un incidente como el descrito por la menor».
El sujeto alegó que por lo que solicitaba el perdón era por haberle echado una bronca el día antes, porque bajó su rendimiento deportivo, y no por besarla. «El taekwondo era su vida», declararía luego la madre de la víctima.
Un plano y testigos
Al presentar el recurso ante el TSJ, el profesor insistió en lo que ya había sostenido en el juicio: en que no hubo agresión sexual alguna. Subrayó que se trata de una «falsa denuncia»: al declarar en la vista dijo que la joven no quería dejar de ir a la academia en la que coincidía con el chico que le gustaba y que, para dar lástima, contó al profesor de esta academia lo que, según ella, le había hecho el entrenador. Algo, incide, que él nunca hizo. La declaración de la víctima es, según el sospechoso, «inverosímil, incoherente y contradictoria».
El preparador de artes marciales aportó en un recurso un plano del gimnasio para apuntar que, la noche en cuestión, él estuvo siempre a la vista de tres padres de alumnas que había por ahí. En el juicio ya dijo hasta que se había hecho fotos con ellos.
«Sin cuestionar la sinceridad de los testigos, el tribunal advierte de la dificultad de que pudieran haber estado atentos en todo momento a los movimientos del acusado durante un lapso temporal de unos cuarenta minutos», dice el TSJ.
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