El vecino de Molina que mató a su padre al incendiar su casa y disparó a un policía pasará 28 años en el psiquiátrico

Antonio, el hombre que fue procesado por matar a su padre al lanzar cócteles molotov y liarse a tiros en Molina de Segura en 2021, pasará 28 años internado en psiquiátricos penitenciarios debido a su enfermedad mental.

También disparó a un agente de Policía y causó daños y destrozos en casas y coches cercanos. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial tiene en cuanta la eximente de alteración psíquica y los condena a dos medidas de seguridad: 24 y cuatro años respectivamente, un total de 28. Previsiblemente, será trasladado a Fontcalent.

Parricidas de la Región de Murcia con responsabilidad limitada

La sentencia del tribunal establece que Antonio ha de asumir varias indemnizaciones: a varias compañías de seguros, a vecinos que sufrieron perjuicios en sus viviendas o sus vehículos, al Consorcio de Extinción de Incendios, al Servicio Murciano de Salud, al policía local al que disparó (a él, 2.000 euros por los daños morales), a cuatro nacionales por lesiones y a su madre y hermanos. Las cuantías suman miles de euros.

Coches en llamas

Los hechos tuvieron lugar sobre las seis de la mañana del Día de la Hispanidad de hace tres años, en la calle Gran Vía del municipio junto a la Plaza Pío XII. Al lugar se movilizaron efectivos de los bomberos, para apagar las llamas de media docena de coches, y agentes de Policía Local y Nacional, además de ambulancias para atender a los afectados.

Pedro, padre de Antonio, fue hallado en la vivienda familiar inconsciente y con numerosas quemaduras en el cuerpo (33% de la superficie corporal), siendo trasladado al hospital donde permaneció hasta su muerte, debido a un “fracaso multiorgánico” con causa inicial o fundamental de “gran quemado”. Los perjudicados (esposa e hijos del fallecido) no reclamaron nada a Antonio.

Antonia, madre de Antonio, fue rescatada en el suelo de una de las habitaciones de la vivienda familiar en estado de seminconsciencia y, según informe médico forense, sufrió “síndrome por inhalación de humo".

"No te acerques"

Antonio llegó a disparar a un policía. "Un operario de Sercomosa que se encontraba desempeñando su trabajo en la calle Gran Vía, al detectar la existencia de fuego y ver al acusado portando un arma, avisó a la Policía, personándose seguidamente la Policía Local. El acusado, al ver a un agente, se aproximó al mismo y, guiado por el ánimo de acabar con su vida, le apuntó con la referida carabina al tiempo que le decía: "Si tienes hijas no te acerques, ésta no es tu guerra”.

Acto seguido, le disparó "en repetidas ocasiones", aunque por suerte no acertó ninguna de ellas.

Aquel día, Antonio fue trasladado al Morales Meseguer por inhalación de humo, según indicaron fuentes de Emergencias, e ingresado en la planta quinta, en Psiquiatría.

Más inimputables

La Región ha sido escenario de numerosos casos en los cuales se ha probado que el sospechoso ha cometido un asesinato, pero hay una exención de responsabilidad penal (o responsabilidad atenuada, en algunas ocasiones) por su trastorno mental. Estas personas están abocadas al psiquiátrico penitenciario. 

Pasó con Francisco, el hombre que mató a cuchilladas a su hermana en Churra en verano de 2020: aunque se sentó en el banquillo, se le consideró inimputable.

En aquel caso, la sentencia instaba al penal a dispensar a Francisco "el adecuado tratamiento de acuerdo a su situación personal en las dependencias a su cargo en que continuará internado con traslado, en su caso, a otra institución o centro penitenciario que se considere adecuado a tal efecto para el cumplimiento de la medida de seguridad impuesta, al ser ejecutiva la imposición de la misma, dando inmediata cuenta a este órgano judicial". 

Una mujer de 36 años y enferma mental era detenida en junio por acuchillar hasta la muerte a su padre y dejar malherida a su madre en su vivienda de Librilla.

Cuando llegaron los agentes al domicilio, la mujer estaba apuñalando a su progenitora en el exterior de la casa. La redujeron, le quitaron el cuchillo que portaba en las manos y taponaron, hasta la llegada de los sanitarios, la herida que la víctima tenía en el cuello. Por el padre no pudieron hacer nada: yacía muerto en su dormitorio.