Seguridad

La ley del 'sí es sí' y el repunte de robos disparan la venta de espráis de pimienta

La Policía indica que víctimas de un delito violento que van a denunciar expresan su deseo de adquirir una de estas defensas, que son del todo legales

Belén Jaén muestra dos aerosoles de pimienta en la armería de Ronda Sur, este martes.

Belén Jaén muestra dos aerosoles de pimienta en la armería de Ronda Sur, este martes. / Juan Carlos Caval

Ana Lucas

Ana Lucas

Rociar con gas pimienta a los asistentes parece ser la última broma pesada recurrente en discotecas de la Comunidad murciana. Estos pulverizadores se pueden comprar legalmente en una armería y por Internet. En este sentido, las armerías de la Región han notado un incremento en la venta de aerosoles de autodefensa en los últimos «tres o cuatro meses», explicaron responsables de estos establecimientos a La Opinión. «Sobre todo, los compran mujeres», añaden. 

El repunte coincide en tiempo con las primeras rebajas de condenas a violadores causadas por la ley del ‘solo sí es sí’: en la Comunidad, la primera que se conoció fue en noviembre y de ella se benefició el hombre que agredió sexualmente a una conocida en un camino del Malecón. También, según precisan fuentes policiales, el empleo de gas pimienta coincide con el repunte de hurtos y robos con violencia que se está produciendo, también sobre todo por la noche y en zonas de ocio

El gas pimienta «se vende muchísimo, las ventas han subido un 60% en tres o cuatro meses más o menos», indica a este periódico Belén Jaén, propietaria, junto a su esposo, de la Armería Madrid Jaén, ubicada en Murcia. Para hacerse con uno de estos aerosoles, concreta, no hay que cumplir «ningún requisito» en especial, dado que son productos que «están homologados». 

Aerosoles de pimienta en la armería de Ronda Sur, este martes.

Aerosoles de pimienta en la armería de Ronda Sur, este martes. / Juan Carlos Caval

Quienes los compran son «mujeres, sobre todo», que transmiten que lo hacen para echárselo en el bolso y sentirse más seguras. «El otro día llegó una chica que contó que va en patinete al trabajo y que, cuando pasaba por Santiago El Mayor, se le acercaron dos hombres y le dijeron que sabían que pasaba por ahí todos los días a la misma hora», detalla Jaén. La joven se asustó y decidió hacerse con un espray. Por precaución. 

Desde la Policía insisten en que no existe una estadística concreta que vincule el aumento de la compra de aerosoles con las consecuencias de la ley del ‘sí es sí’, al tiempo que subrayan que sí son conscientes de que en las personas, especialmente en las que han sido víctimas de un delito, «hay miedo» y que, cuando van a Comisaría a denunciar, manifiestan su intención de comprar uno de estos espráis de gas pimienta

«Las mujeres, para repeler a un posible agresor sexual, y los hombres por los ladrones, aunque el aerosol es algo que prefieren ellas: ellos optan más por portar un arma blanca, no con intención de usarla, sino de defenderse», comentan las fuentes.  

Los hay en gel, que pueden ser utilizados en interiores sin riesgo de intoxicación para terceras personas

Policías de la Región destacan que hay dos tipos de nebulizadores a la venta en la Región para repeler una agresión sin violencia: espráis volátiles y geles. Estos segundos, especifican los agentes y también los armeros, son más precisos y pueden ser utilizados en interiores sin riesgo de intoxicación para terceras personas.

«El hecho de que, con la entrada en vigor de la ley del ‘solo sí es sí’, se hayan dictado resoluciones de puesta en libertad a autores de delitos sexuales preocupa a las mujeres y justifica el aumento de venta de espráis», afirma el abogado José Manuel Hernández Benavente, quien apunta que, con la nueva normativa en vigor, «la sensación general que percibo es de inseguridad y de miedo», también en hombres.

«Tengo clientes que me preguntan continuamente sobre el tema del consentimiento, qué se entiende por actos que expresen de manera clara la voluntad de mantener relaciones y qué pasa si deja de haber consentimiento», manifiesta el letrado. 

"El triángulo de la criminalidad"

El criminólogo y policía local Víctor J. Navarro manifiesta que «el miedo a ser víctima de determinados delitos, como robos y hurtos, así como la difusión mediática que recientemente se está dando sobre las modificaciones del Código Penal respecto al tipo penal de agresión sexual, ha llevado a que aumenten la compra de este tipo de productos».

«Desde el punto de vista criminológico, cabe destacar una teoría bastante ilustrativa al respecto, como es el triángulo de la criminalidad, compuesto por la necesidad, la ausencia de vigilante y la oportunidad», precisa el experto, que agrega que «centrándonos en ese último apartado, el de la oportunidad, existen personas que se encuentran mas seguras portando un arma de defensa personal homologada a efectos de evitar ser víctimas en caso de un ataque violento».

"Es la sensación de seguridad lo que nos hace tener una mayor tranquilidad"

Víctor J. Navarro remarca que «si bien es importante destacar que el simple hecho de portar este bote de espray pimienta no nos hace susceptibles de ser víctimas de un determinado delito, sino que es, en conclusión, la sensación de seguridad lo que nos hace tener una mayor tranquilidad».

"Es una barbaridad"

El doctor Jerónimo Lajara, presidente de la Sociedad Murciana de Oftalmología y decano de la facultad de Medicina de la UCAM, sentencia que «es una barbaridad poner gas pimienta en algún sitio», ya que «una cosa es defenderte y otra es soltarlo en una discoteca».

«El gas pimienta es inflamatorio, por eso se utiliza como defensa: produce irritación en los ojos, inflama la córnea, pone los ojos rojos, te deja medio ciego durante al menos quince minutos, que a veces son treinta y a veces son cuarenta», concreta Lajara, a lo que añade que «también puede producir problemas en la garganta: si lo aspiras produce inflamación de la mucosa». El médico advierte de que «en alguien que tenga un problema asmático o pulmonar, puede haber consecuencias importantes». 

En cuanto a cómo ha de actuar la persona a la que le caiga, Lajara explica que «lo que hay que hacer es lavarse muy bien con agua y jabón, quitarse las lentes de contacto si las lleva, lavarse con agua durante quince o veinte minutos, como siempre que cae un agente tóxico en el ojo». Y cuanto antes «ir al oftalmólogo, para ver si hay lesiones en la córnea»