Investigación en marcha

El ADN desmonta la última versión de Alves y refuerza la denuncia de la violación

El exjugador del F.C.Barcelona explicó al final del interrogatorio en sede judicial que la víctima le había hecho una felación, una posibilidad que desmienten las pruebas biológicas

Dani Alves permanece en prisión preventiva desde el pasado 20 de enero.

Dani Alves permanece en prisión preventiva desde el pasado 20 de enero. / EFE

Guillem Sánchez | J. G. Albalat

El futbolista Dani Alves, en prisión preventiva por violar supuestamente a una joven de 23 años en un baño de la discoteca Sutton en la madrugada del último día de 2022, ha cambiado tres veces de versión para tratar de desmentir la acusación que pesa sobre él. Ni el parte de lesiones de la víctima ni tampoco la ubicación de las huellas dactilares encajaban en la última versión que ofreció Alves. Y ahora, según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, las pruebas de ADN han confirmado que también mintió en ese tercer relato. Porque Alves aseguró ante la jueza el 20 de enero que la víctima le practicó una felación pero los restos de semen que se recogieron de las muestras intravaginales de la víctima son suyos, según los resultados del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.

La joven, tras la supuesta agresión, fue enviada en ambulancia esa misma madrugada del 31 de diciembre al Hospital Clínic, centro de referencia al que deben acudir con la menor dilación de tiempo las mujeres que han sufrido una agresión sexual. Allí, la denunciante fue sometida a un examen forense que recogió muestras biológicas intravaginales. En esas muestras aparecieron restos de semen. También había líquido espermático en la ropa interior de la denunciante.

Paralelamente, la policía científica de los Mossos d’Esquadra practicó una inspección ocular técnico policial en el baño del Sutton, donde presuntamente ocurrieron los hechos alrededor de las cuatro de la madrugada. Los agentes de la policía científica detectaron restos de semen en el suelo. Y tras analizar asimismo el vestido que la víctima entregó en comisaría cuando acudió a formalizar la denuncia por estos hechos dos días después también se hallaron más restos en esa pieza de ropa. Es decir, se recogieron muestras de semen de cuatro lugares distintos.

Alves, el 20 de enero, entregó voluntariamente una muestra de su ADN –posiblemente saliva– en su declaración judicial, al final de la cual ingresó preventivamente en prisión, donde permanece a la espera de que la Audiencia de Barcelona estime o rechace el recurso que ha presentado su nuevo abogado, Cristóbal Martell. Ese perfil genético se ha comparado con las cuatro muestras. En todos los casos el resultado ha habido una coincidencia, según las fuentes consultadas por este diario. Las muestras recogidas pertenecen a Alves. Las obtenidas de la ropa interior y, sobre todo, de la cavidad intravaginal, desmienten que última version de Alves dado que no pudieron llegar allí a través de una felación como sostiene el acusado.

Las tres versiones de Alves

Alves envió un vídeo a un programa de Antena 3 una semana después de la supuesta violación. El exfutbolista afirmaba en esa grabación que no conocía a la mujer, la acusaba de denunciar para aprovecharse de su fama y daba a entender que había coincidido en el baño con ella porque él abrió la puerta sin saber que estaba ocupado. Aquella fue la primera versión que ensayó.

El 20 de enero, en sede judicial, Alves, que fue comprendiendo sobre la marcha de su interrogatorio que la Unitat Central d’Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos había recogido pruebas y que ni la jueza Anna Marín –que sustituía a la titular del juzgado de instrucción número 15, que ya se ha reincoporado–, ni la fiscal, ni la acusación particular iban a pasar por alto, modificó su versión. Contó entonces que fue él quién entró en el baño en primer lugar, como muestran las cámaras de la discoteca. Cuestionado acerca de qué ocurrió en el interior del baño, respondió que nada, que la mujer entró y se quedó a su lado mientras él hacía sus necesidades.

La segunda explicación convenció menos, si cabe, que la primera. Las partes repreguntaron que cómo era posible que él y la denunciante se hubieran quedado 15 minutos en el interior de ese minúsculo baño –compuesto por un lavamanos y un retrete– sin hacer nada mientras él defecaba. Y, si así había ocurrido, cómo explicaba que los Mossos hubieran encontrado semen en el suelo del baño. Fue en ese instante cuando Alves admitió haber mentido anteriormente y soltó la tercera versión: dijo que la víctima le practicó una felación mientras se encontraba sentado en el retrete.

Las huellas y la lesión

La víctima, por el contrario, dio dos días después en sede policial y también aquel 20 de enero en sede judicial la misma versión de los hechos. Alves le insistió para que la acompañara a través de una puerta. Ella accedió sin saber que se trataba de un baño. Al descubrirlo quiso salir pero él se lo impidió. Después, el se sentó en el retrete y a ella se la sentó encima por la fuerza. Ella le pidió que parara y suplicó que la dejara marcharse. Él se negó. La tiró al suelo, la agarró por el cuello, la abofeteó e intentó que le hiciera una felación por la fuerza –a lo que ella se negó–. Después la levantó, la colocó contra el lavamanos y, por último, la puso contra el retrete y la violó hasta eyacular.

No hay cámaras de lo que sucedió dentro del baño. Pero el parte de lesiones del Hospital Clínic recoge que sufrió una herida en la rodilla compatible con esta secuencia de los hechos. Los Mossos, además, hallaron siete huellas dactilares de la víctima que, por su ubicación, cuadraban también con la secuencia de movimientos que había descrito. La denunciante, además, había contado eso antes de saber qué indicios existían.

Recurso en estudio

La defensa de Alves, que ejerce Martell, ha presentado un recurso a la Audiencia de Barcelona en el que cuestiona los indicios existentes y tilda de "tendenciosa" la investigación de los Mossos. El recurso pretende que se anule la orden de ingreso en prisión preventiva del jugador –que se encuentra en activo y es todavía el futbolista con más títulos en la historia de ese deporte– argumentando que no existe riesgo de fuga. La fiscalía y la acusación particular, que defiende los intereses de la víctima, se oponen a que salga en libertad porque consideran que los indicios de violación son sólidos y sí existe riesgo de fuga. Alves es brasileño y, si se marchara a Brasil, donde está el grueso de las empresas que posee, la justicia española no podría alcanzarlo porque no existe convenio de extradición.