NARCOTRÁFICO

El jefe Melon y los 'maestros' de la marihuana: así funcionaba una mafia china que distribuía droga desde Barcelona

Eran conocidos como la 'Bang de Fujian', una mafia procedente de la región más oriental de China | La red criminal estaba dividida en tres grandes facciones y funcionaba como una gran industria

Una de las plantaciones de marihuana, desmantelada por Mossos y Policía Nacional.

Una de las plantaciones de marihuana, desmantelada por Mossos y Policía Nacional.

David López Frías

Tenían su cuartel general en la provincia de Barcelona, pero hacían entregas por toda Europa. En furgonetas, mediante servicios de paquetería aparentemente legal, como si fuesen una gran plataforma comercial. Plantaban la marihuana en naves industriales de Cataluña o Asturias. Desde allí realizaban envíos masivos en furgonetas a países como Holanda, Italia, Francia o Portugal. Se convirtieron en una de las mafias más potentes del tráfico de cannabis de todo el continente. Cultivaban "de una manera que hasta ahora no habíamos visto", reconocía posteriormente Toni Salleras, un inspector de Mossos que estuvo en la investigación. Fue precisamente un envío a Francia el que puso a la policía en alerta.

El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, ha accedido al escrito de acusación de Fiscalía del juicio que sentará a 63 personas en el banquillo, acusados de haber montado uno de los mayores entramados de tráfico de marihuana de la historia nuestro país. La policía les incautó casi 20.000 plantas. Los investigadores calculan que habrían obtenido un beneficio de más de dos millones de euros. Pero ya habían colocado producto por más de tres millones de euros. Ahora, sus miembros se enfrentan a condenas de entre 7 y 13 años.

Esta mafia, aunque tenía sede en España y operaba en suelo europeo, funcionaba como una gran empresa china. De hecho, el propio portavoz de Mossos las calificó tras las detenciones de "auténticas fábricas de marihuana" por el volumen de negocio que manejaban y por su funcionamiento, idéntico al de cualquier otra factoría de mercancía legal. De China proceden 61 de los 63 procesados. Eran conocidos como la Bang de Fujián. Bang es el nombre que se les da a las mafias en China. Fujián, la zona de la que proceden, la región más oriental del gigante asiático.

Los tres peldaños

Esta red criminal contaba con una organización de jerarquía piramidal, dividida en tres peldaños. El más alto estaba ocupado por los jefes; cerebros de las operaciones, inversores y empresarios que usaban empresas pantalla para llevar a cabo las transacciones. También estaban incluidos otros miembros de confianza especializados en el cultivo de marihuana. Los denominados coloquialmente como "maestros". Eran expertos en el cultivo del cannabis que se limitaban a elegir las variedades a plantar y a valorar la calidad del producto. Recibían un trato y un sueldo especial, y únicamente están en contacto con la droga durante el periodo de tiempo necesario para evaluarla y realizar los pesajes, limitando de esta forma su riesgo de ser detectados "in fraganti". 

En el segundo peldaño estaba el equipo logístico. Su sueldo era de entre 2.000 y 2.500 euros; sus funciones, muy diversas: búsqueda y adquisición de las naves, compra del material necesario para las plantaciones y la distribución del material resultante, realización de envíos de la droga o compras para el abastecimiento de los integrantes de la organización existentes en el interior de las naves. Además, percibían una serie de suplementos para la realización de "trabajos" que entrañasen cierto riesgo, tales como el transporte de las sustancias hasta los puntos de guarda o distribución.

No obstante, alguno de estos operarios vio la posibilidad de progresar a espaldas de la organización. Es el caso de Melon, el alias de uno de los detenidos, que como no ocupaba la posición jerárquica más alta en la organización, decidió convertirse en emprendedor por su cuenta y levantar varias plantaciones en varias zonas de España a espaldas de esta mafia. Melon fue uno de los sujetos que la policía observó entrar y salir varias veces de una de las plantaciones.

En el escalón más bajo se encontraban los denominados "jardineros". Es el nivel más básico de la organización y se trata de personal cuya tarea es la de permanecer durante períodos de tiempo en el interior de las naves con el fin de controlar y gestionar el correcto cultivo, con las instrucciones que hubieran dado previamente los 'xiaolin'. Los jardineros, todos ellos procedentes de China, son los peor pagados y raras veces salen de la nave en la que están cuidando las plantas.

Toda esa organización, a su vez, estaba dividida en tres ramificaciones. Este sistema de organización era clave, según la Fiscalía, para el éxito del entramado: "Con la separación en diferentes facciones, en la que cada una de ellas gestiona diferentes producciones de marihuana y de las cuales se nutre la gran demanda europea, funcionaba cada grupo a modo de cooperativa de trabajo compartido, en la que las personas que pertenecen a ellos son considerados socios, inversores y trabajadores, facilitando así participaciones permutadas por los trabajos prestados. De esta forma, si cae una de estas facciones se pueden mantener activas las demás sin demasiado perjuicio, ya que estas funcionan de manera individualizada", dice el escrito.

Un paquete abandonado

El envío que levantó la liebre fue interceptado cuando iba a emprender camino a París, en una oficina de Seur de Barcelona. Era un paquete con apariencia normal, pero en su interior escondía 17,4 kilos de marihuana. Ese mismo día se intervino otro fardo, este de algo más de 8 kilos de peso, que tenía como destino Roma. Pocos días después, el 7 de enero de 2020, incautaron otros 6,3 kilos de cogollos que emprendían rumbo a Lisboa, y 18,3 que iban a ser repartidos entre Rumanía y Reino Unido.

El 14 de enero, la policía recogió de la vía pública, en Barcelona, un paquete que aparentemente había sido abandonado. También pesaba 6,3 kilos, el mismo peso que el paquete que fue incautado antes de llegar a Portugal. En su interior contenía marihuana. Los Mossos d'Esquadra ya tenían, para entonces, elementos para actuar. Lo hicieron el 20 de enero, cuando la Unitat d’Investigació Básica de Manresa (CME) desmanteló, en una nave industrial del Polígono Santa Anna de Sant Fruitós del Bages (Barcelona), un cultivo que albergaba un total de 858 plantas de marihuana, 2800 esquejes preparados para ser plantados y numerosa aparatología necesaria para este tipo de plantaciones.

Las intervenciones de las sustancias y entradas a naves industriales se produjeron durante todo el 2020. A medida que algunas plantaciones iban cayendo, los otros miembros de la organización iban tomando medidas para borrar rastros y quedar desvinculados. Así, el día 23 de julio de 2020, tras ser desmantelado un cultivo en una nave industrial de Canovelles (Barcelona), se produjeron una serie de llamadas entre dos de los jefes, en las que comentaron lo que había pasado y las instrucciones que habían recibido del jefe principal. En las llamadas, acuerdan borrar el contacto de “Konglong”, uno de los detenidos. Esa misma noche, se reunieron en un restaurante chino de Santa Coloma de Gramenet dicho jefe, su madre y otros 5 inversores, para decidir cómo seguir con el negocio.

Jefe Melon

Tras estas reuniones, se iban produciendo cambios en las organizaciones. Algunos elementos llegaban, otros lo dejaban. Alguno caían detenidos y otros promocionaban, ocupando esos puestos vacantes. Era el caso del mencionado Melon, que estaba a punto de ser ascendido del peldaño logístico al de jefe. Melon empezó con las plantaciones en Cataluña, pero su destreza y aptitudes para mandar, hicieron que también fuese destinado a Asturias para gestionar algunas de las plantaciones. Finalmente acabó gestionando él solo cinco plantaciones.

También se encargaba de localizar a testaferros, quienes, por una cantidad económica indeterminada, cedían sus identidades a Melon, con el fin de que él u otros miembros de la organización pudieran hospedarse, alquilar vehículos, adquirir billetes de transporte, etc. Por ejemplo, si necesitaba un NIE, Melon se lo pedía a uno de estos testaferros y le pagaba por él 500 euros. Acabada la transacción, el testaferro era enviado a comisaría para que denunciase la pérdida del documento.

En una de las llamadas intervenidas, Melon le explicaba a su colaborador más cercano que estuvo reunido con uno de los jefes y que este "le había pedido que invirtiese en el negocio, porque él se iba a ir pronto y le había propuesto que ocupase su posición en la zona de Barcelona. Por ello, uno de los jefes estaba preparando el relevo: "le estaba enseñando para que sepa cómo actuar y hablar con la gente mayor, refiriéndose a la gente que está por encima", dice el escrito fiscal.

El ascenso definitivo no llegó a culminar. La organización fue cayendo merced a varias operaciones combinadas de los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional, que han trabajado en esta operación en colaboración con diversas fuerzas policiales europeas, como la francesa o la portuguesa. Ahora están todo imputados, aunque hay al menos una decena de miembros de esta mafia que siguen huidos y en paradero desconocido. Para los que hay encarcelados, que son mayoría, se piden condenas que llegan hasta los 13 años de cárcel.

No ha sido esta, no obstante, la única operación policial en suelo español contra cultivadores chinos de marihuana. Recientemente, el pasado 2 de enero, la Policía Nacional desmanteló una organización criminal china en Toledo dedicada a la plantación de marihuana y detuvo a 34 personas. Solo un mes antes, en diciembre, las fuerzas de Seguridad también desarticularon otra red de la misma nacionalidad que, además de prostituir a mujeres en Guadalajara, realizaba envíos de droga a diferentes puntos de España y Europa.

El cultivo y tráfico de marihuana se trata de una práctica delicitiva que ofrece grandes beneficios en periodos de tiempo muy cortos. Al tratarse de plantaciones de interior, se pueden llegar a recoger hasta 4 cosechas en un año (frente a una única cosecha que se obtiene en los cultivos de exterior). El kilo de marihuana oscila entre los 2 y los 5 mil euros. Melon aseguraba en las conversaciones intervenidas que él podría sacar unos 20 mil euros de beneficio cada 3 meses (que es lo que dura el ciclo de una cosecha). La organización llegó a colocar varias toneladas de marihuana. Estas altas rentabilidades están llamando cada vez más la atención de redes delictivas chinas, dispuestas a hacerse con una porción del pastel del narcotráfico que, hasta la fecha, ha estado casi en exclusiva en manos de clanes españoles.