Alejandro M.R. le rebanó el cuello de una cuchillada a su hijastro durante una discusión en su casa de Cartagena en septiembre de 2021 y nunca ha negado que lo hizo. Apenas un año después del crimen que costó la vida al chico, de 21 años recién cumplidos, el individuo se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial. La Fiscalía pedía inicialmente para él una condena de 15 años de prisión como autor de un delito de homicidio, mientras que la acusación particular elevaba la pena a 22 años. El crimen aconteció durante una riña en la casa familia, en el Barrio de la Concepción. Las partes pactaron, al final, que cumpla 12 años, seis meses y un día de cárcel.
Eduardo Romera, letrado de la defensa, ya adelantó que su cliente "va a reconocer los hechos y está arrepentido". "Va a confesar los hechos y va a pedir disuclpas a la familia, a la víctima. El señor Alejandro no puede hacer que vuelva a la vida el fallecido, pero sí tratará de ir, poco a poco, durante el largo tiempo que le espera en prisión, reparando ese daño", resaltó el letrado.
El acusado del crimen del Barrio de la Concepción, al que le juzga un jurado popular, dijo, en su declaración, que el chico "se balanceó sobre mí y recibí una serie de golpes, fue él quien se abalanzó sobre mí para agredirme". Llorando, apuntó: "Tenía miedo, me encontraba muy nervioso, no sabía lo que hacía". La víctima cayó al suelo. La herida fue mortal y se desangró, estaba muerto cuando llegó la ambulancia.
"Estoy arrepentido, pido perdón", pronunció, llorando. Ni la acusación particular ni su propia defensa tuvieron preguntas para él. La declaración duró unos segundos y Alejandro ocupó, cabizbajo, su sitio, junto a su letrado.
A continuación testificó Camelia, la madre del chico muerto, que fue testigo del crimen. "Mi hijo llegó a la casa después de haber estado con su pareja, yo le puse la mesa para cenar, le prometí que le compraría una cosa personal, se me olvidó y le dije que no había". Entonces comenzó la discusión que dio origen a todo. "Se levantó de la mesa y quiso salir de la cocina, Alejandro le reprochó el tono con el que me hablaba. Mi hijo quiso salir de la cocina para irse a su habitación, Alejandro le lanzó un puñetazo", manifestó la mujer.
El forcejeo duró "dos minutos, como mucho", calcula la mujer, que recuerda que su hijo le dijo: "Mamá, no tiene derecho a pegarme, porque no es mi padre". Y le dije: "Tienes razón, no tiene derecho a pegarte, y menos sin tener motivo". Entonces "lo vi de refilón, viniendo con el cuchillo", el cual le llegó a clavar a la mujer, en la mano, para defenderse. "Y, cuando levanté la cabeza, ya tenía el agujero en el cuello. Se puso todo blanco y como que quería respirar, pero no podía". Camelia, en un mar de lágrimas, rememoró que su hijo "se desplomó en el suelo" y murió.
La cuchillada "fue mortal" y produjo "una muerte muy rápida", puesto que "cuando llegó el 061, no tenía signo vital alguno", testificaron luego dos profesionales forenses.
Doce años, seis meses y un día. Es lo que pidió al final la Fiscalía. La acusación particular se adhirió a ello. Lo mismo que hizo la defensa.