Los hechos ocurrieron en junio de hace cuatro años. Un joven que celebraba su cumpleaños en una discoteca de Atalayas dejó a sus allegados pernoctar en su vivienda de Llano de Brujas, porque él se iba con su novia: ahí se produjo el ataque sexual que ha sido reconocido por el condenado, un individuo que no llegará a pisar la cárcel.

El sujeto, un joven de 25 años con antecedentes por delitos de amenazas y contra la seguridad vial, admitió ante la Audiencia Provincial de Murcia haber violado a una mujer en la casa que les prestó su amigo común para dormir tras salir de fiesta. Se le condena a dos años de prisión por abusar sexual, pero "se suspende la pena privativa de libertad por plazo de tres años, que queda condicionada a que no vuelva a delinquir durante el mismo, cumpla estrictamente las prohibiciones de aproximación y comunicación impuestas como pena, reciba un programa formativo de educación sexual y abone la responsabilidad civil (de 8.000 euros, de los que ha dado ya 3.460 euros) en los plazos fijados". 

El juicio se resolvió con una conformidad. Según se lee en el relato de hechos probados de la sentencia, el individuo llegó a la casa de Llano de Brujas cuando la mujer ya dormía allí, y se aprovechó de que ella iba borracha y estaba durmiendo, "sin importarle en modo alguno lo que aquélla pudiera sentir o llegar a sufrir". Se metió en la cama con ella, le quitó la ropa interior y la violó anal y vaginalmente. Ella "se hallaba en un estado de somnolencia y cansancio tan intenso que ni le permitía ser consciente de lo que estaba ocurriendo ni reaccionar de modo alguno", apunta la resolución judicial.

Sobre la una y media de la tarde, la víctima se despertó al ver que el hombre la estaba tocando, "percatándose entonces de que aquél se hallaba desnudo, que ella carecía de pantalón y bragas y que, en el suelo, junto a la cama, se hallaba el envoltorio de un preservativo". La mujer escapó, llamó a su amigo dueño de la casa y fue al Reina Sofía, donde recibió atención sanitaria. De ahí, a denunciar ante la Policía.

El violador no podrá acercarse a menos de 300 metros de su víctima durante los próximos cinco años. Si incumple esta prohibición, si comete otro delito o si no le entrega la indemnización, irá a la cárcel, por quebrantamiento de condena.